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Actualizado: 10 de octubre de 2025
Serio, grave, pocos habían visto una sonrisa en su cara angulosa, cubierta por una tez apergaminada y morena, casi negra; no obstante, era decidor y alegre en las horas de ocio, y más de una de sus aventuras, casi novelescas, entretuvieron largas horas de espera en las correrías que juntos teníamos que emprender todas las noches, ya siguiendo la pista de algún pícaro que andaba estudiando la sección, o ya buscando la de algún asesino que, después de cometer una fechoría, se nos había escapado de entre las manos.
Atilio y Lewis también le habían buscado muchas veces. Miguel estaba seguro de que era amigo de la duquesa de Delille, y en más de una ocasión habría visto sus lágrimas. Facilitaba dinero al cinco por ciento... cada veinticuatro horas, y entretenía sus ocios estudiando de lejos á los recién llegados, por si se ofrecían como nuevos clientes.
¡Qué diantre! que hagan lo que usted ha hecho, que se quemen las cejas estudiando y se queden calvos como yo me he quedado poniéndome párrafos enteros en la memoria... Y yo creo que si usted habla el español es porque lo habrá aprendido; ¡usted no es de Manila ni es hijo de padres españoles!
Dio ocasión la historia de la fregona ilustre a que los poetas del dorado Tajo ejercitasen sus plumas en solenizar y en alabar la sin par hermosura de Costanza, la cual aún vive en compañía de su buen mozo de mesón, y Carriazo ni más ni menos, con tres hijos, que sin tomar el estillo del padre ni acordarse si hay almadrabas en el mundo, hoy están todos estudiando en Salamanca; y su padre, apenas vee algún asno de aguador, cuando se le representa y viene a la memoria el que tuvo en Toledo, y teme que cuando menos se cate ha de remanecer en alguna sátira el "¡Daca la cola, Asturiano! ¡Asturiano, daca la cola!"
Sus amigos, que le conocían bien, descubrían en él menos entereza para desempeñar el papel de libertino, y a menudo se le clareaba la buena índole al través de la máscara. A Maximiliano le contaron que habían sorprendido a Olmedo en el Retiro estudiando a hurtadillas. Cuando le vieron sus amigos, escondió los libros entre el follaje, porque le sabía mal que le descubrieran aquella flaqueza.
Pero Simoun no quería ver á nadie é hizo decir al chino Quiroga que dejase las cosas como estaban, con lo que éste se fué á ver á don Custodio para preguntarle si debía ó no armar su bazar, pero don Custodio tampoco recibía: estaba á la sazon estudiando un proyecto de defensa en el caso de verse sitiado.
Estudiando con calma la marcha de la historia, vemos al ideal de cada siglo convertirse en la realidad del siglo siguiente, vemos el ensueño del utopista adquirir forma precisa, para hacerse necesidad social en la voluntad de todos. Con la imaginación podemos ya contemplar la fábrica y los campos que la circundan tal cual el porvenir los habrá cambiado.
Estudiando bien la vida total, el entendimiento se limpia de las telarañas que en él han tejido los siglos. La Naturaleza es la verdadera luz de las almas, el Verbo, el legítimo Mesías, no el que ha de venir sino el que está siempre viniendo. Ella se hizo a sí propia, y en sus devoluciones eternas, concibiendo y naciendo sin cesar, es siempre hija y madre de sí misma. ¿Qué tal? Toma canela fina.
Tomando por base la estructura y disposición interior de las viviendas africanas, y las mismas que ofrecen todavia las nuestras en las ciudades andaluzas, y estudiando los vestigios que en éstas han podido salvarse de la destrucción, no puede caber duda que unas y otras fueron y son hermanas, pudiendo completar y restaurar las sevillanas con poco temor de incurrir en graves errores.
Miguel Fedor vió á un señor que, efectivamente, era «la distinción personificada»; atento con todos, muy digno en sus ademanes, parco en las palabras, y que pasaba encerrado largas horas, estudiando, según decía la princesa. Le preocupaba la política de su país, y su ilusión era volver al Parlamento, de donde le había hecho salir una derrota electoral.
Palabra del Dia
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