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Actualizado: 10 de octubre de 2025


Y aquí me tienen ustedes, tal como lo oyen, instalado en una mesa del bar-room de mi hotel, con un cocktail pro forma, por delante, estudiando, durante seis horas consecutivas, a los marineros que jugaban al billar y a los numerosos parroquianos del mostrador.

El pobre estudiante, desde que volvió de San Diego para rescatar de la servidumbre á Julî, su prometida, había vuelto á sus libros, pasando el tiempo en el hospital, estudiando ó cuidando á Capitan Tiago, cuya enfermedad trataba de combatir.

Mi clarividencia, en este punto, no es completa todavía replicó el anciano ; pero entreveo y percibo en la penumbra confusa de mis recuerdos ultranatales que he muerto y renacido ya treinta veces en esta mansión terrenal. Y todavía poco y todavía para seguir estudiando tendré que morir y que renacer dos o tres veces más antes de alcanzar el nirvana. ¿Y qué es el nirvana? dijo Morsamor.

Fuí estudiando de cerca esta sociedad extraordinaria, que luego se ha modificado exteriormente al volver los tiempos de paz, y así empezó mi composición de LOS ENEMIGOS DE LA MUJER. Casi todos los personajes que aparecen en la presente novela tienen algo ó mucho de real. Fueron observados directamente y son reflejos, más ó menos fieles, de personas que aún viven ó murieron hace pocos años.

Dos horas después despedíase aquella de Elvira en la estación de la Negresse, y volvía triste y preocupada a la Villa María, dando al punto orden de no recibir a nadie. Encerróse temprano en su gabinete y pasó gran parte de la noche repasando y estudiando los papeles de Elvira, y escribiendo una especie de documentos en forma de artículos numerados.

Salir de una calle de París para entrar diez horas después en una de Londres, observar el aspecto, la fisonomía moral del Támesis, después de haber pasado un par de horas estudiando el movimiento del Sena, da la sensación de haberse transportado en el hipógrifo de Ariosto a la región de los antípodas.

Vivia junto á su casa que era hermosa, bien alhajada y con amenos jardines, una India vieja, beata, tonta, y muy pobre. Díxome un dia el brama: Quisiera no haber nacido. Preguntéle porque, y me respondió: Quarenta años ha que estoy estudiando, y todos quarenta los he perdido; enseño á los demas, y lo ignoro todo.

Sin embargo, además de utilizar los datos de que él dispuso, he sido bastante afortunado para examinar muchos nuevos, y basta recorrer ligeramente el primero y segundo tomo de esta historia para convencerse de la ventaja que por su contenido lleva á Los orígenes . Parecióme indispensable tratar primeramente del origen del teatro en la Europa moderna para ilustrar de este modo el del español, y creo haber probado así, antes que otros, que el germen del drama religioso, cuya aparición se fija de ordinario en la Edad media, se halla en los ritos litúrgicos de la Iglesia primitiva; y estudiando después el período de los misterios y moralidades, hago sólo una sucinta exposición de las últimas y más importantes investigaciones acerca de este punto.

Fuimos avanzando los cuatro con cautela, estudiando el camino. En las crujías, cerca de los palos, se veían tendidos marineros borrachos. Pasamos con grandes precauciones por delante del camaranchón de la cocina. Llegamos a la bomba de proa que comunicaba con el otro aljibe, la hicimos funcionar, y trajimos diez o doce litros de agua.

MARINO. Veo que esta noche estás expansivo. ¿Me permites que te haga vanas preguntas? PROCLO. Haz las que se te antojen. Si me es lícito, contestaré. MARINO. Pues con tu venia: ¿qué nos trae aquí desde el fondo del Asia, donde estabas estudiando los más oscuros ritos y misterios del Oriente, y desentrañando su oculto sentido? ¿Es capricho de tu alma o mandato de un numen?

Palabra del Dia

mármor

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