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He recobrado indudablemente la razón. Al entrar un hombre con mi comida me ha mirado con asombro, y me ha llamado: «señor duque.» ¡Con que ha muerto mi pobre tío! ¡Con que es verdad lo que dice ese manuscrito! ¿Quién sabe? He preguntado acerca de mismo, acerca de mi tío, y nada ha sabido contestarme el director del establecimiento. Un día me trajeron aquí porque estaba enteramente loco.

Junto á la puerta principal estaba el mostrador, mugriento y pegajoso; detrás de él, la triple fila de pequeños toneles, coronada por almenas de botellas conteniendo los diversos é innumerables líquidos del establecimiento.

Y añadió dicho indio, que los dichos españoles decian, que aquel establecimiento distaba de su tierra ocho dias de navegacion; y que lo que lleva declarado, no solo lo supo por el indio referido, sino por otros tres mas, quienes le relacionaron lo mismo.

Cuanto á las ventajas de la navegacion, me parece que seria muy útil el dicho puerto, tanto para los que naveguen á Malvinas y á San Julian, ó á algun otro establecimiento que se verifique en la costa, teniendo en el camino un puerto en que entrar en caso fortuito, como á los navios que fueren y vinieren para el mar del sud: cuya utilidad no menos resultará á favor del comercio de quien puedan ser dichas embarcaciones.

Lo público y notorio es que la viuda aquélla cascó, y que Bailón apareció al poco tiempo con dinero. El establecimiento y las burras y cabras le pertenecían.

Fue el caso que, cuando el establecimiento del sistema tributario, el jefe de don José quedó envuelto en un proceso, no por falta de celo, sino por interpretar mal las órdenes nuevas.

No he podido continuar, por las dificultades económicas por que atraviesa la República, la esploracion arqueológica que en la Provincia de Catamarca practicaba, por cuenta de este Museo, nuestro naturalista viajero, don Adolfo Methfessel, pero este establecimiento continúa recibiendo los objetos reunidos en escursiones anteriores.

Aurora Samaniego tenía treinta años y era viuda de un francés, que vino a España representando casas extranjeras de droguería. A poco de casarse, allá por el 65, el francés se fue con su mujer a Burdeos y allí heredó de sus padres un establecimiento de ropa blanca, que mejoró a fuerza de trabajo, poniendo en él las bases de una fortuna.

En suma, parecía un hombre feliz en paz con el mundo y consigo mismo. Soledad también lo era, al parecer. Atenta á la dirección del establecimiento, grave, activa, tranquila como una diosa, recibía las finezas de su amante con suave sonrisa de complacencia, mirándole de vez en cuando con el rabillo del ojo. Escuchaba mucho, hablaba poco y observaba sin cesar.

Menudeando el paso y saltando sobre los obstáculos que hallaba en su camino, la Nela se dirigió a la casa que está detrás de los talleres de maquinaria y junto a las cuadras donde rumiaban pausada y gravemente las sesenta mulas del establecimiento. Era la morada del señor Centeno de moderna construcción, si bien nada elegante ni aun cómoda.