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Actualizado: 22 de mayo de 2025
No tengo necesidad de decirte que no pregones que vas a espiar a los alemanes. ¡Ah!, ¡ah!, entiendo. Sí, sí; no está mal pensado; yo nunca dejo la carabina, Juan Claudio; pero la guerra es la guerra; aquí tienes la carabina, el cuerno y el cuchillo. ¿Quién quiere prestarme una blusa y un palo? Nickel Bentz le dio su angarina y su sombrero. La gente que les rodeaba contemplábales con admiración.
Volvió al balcón, a espiar las palabras y los movimientos de aquel borracho a quien despreciaba todo el año y que aquella noche, sin que él supiera por qué, le asustaba y le irritaba. Otras veces, a la misma hora, le había sentido en la calle murmurar imprecaciones, mientras él velaba trabajando; pero nunca había querido levantarse para oír las necedades de aquel perdido.
Ora es una magnífica victoria que se para junto á la puerta para depositar á una familia devota; van á visitar á la Virgen del Rosario en su día favorito; los ojos de los curiosos se afilan para espiar la forma y el tamaño de los piés de las señoritas al saltar del coche; ora es un estudiante que sale de la puerta con la devocion aun en el rostro: ha pasado por el templo para rogar á la Virgen le hiciese comprensible la leccion, para ver si está la novia, cambiar algunas miradas con ella é irse á clase con el recuerdo de sus amantes ojos.
Esto nos aumentó la curiosidad. Mandamos á las diez á una persona que fuera á espiar la salida del ministro de su casa para observar dónde iba.
En esta disposición de ánimo, fácil será comprender cuánto le atormentaría el buen éxito que, al decir de la gente y a lo que él observaba, obtenía Andrés en sus amores. Aparentando absoluta indiferencia, no dejaba de espiar sus progresos, inquiriendo aquí y allá cuando la propia observación no bastaba.
Para espiar a los frailes que andaban en malos pasos por los barrios de Abajo el Puente, hizo Amat construir el balcón de palacio que da a la plazuela de los Desamparados, y se pasaba muchas horas escondido tras de las celosías.
Esa noche hay banquete entre los griegos, con vinos de miel y bueyes asados; y Diomedes y Ulises entran solos en el campo enemigo a espiar lo que prepara Troya, y vuelven, manchados de sangre, con los caballos y el carro del rey tracio. Al amanecer, la batalla es en el murallón que han levantado los griegos en la playa frente a sus buques. Los troyanos han vencido a los griegos en el llano.
Así, es evidente para mí, cuando me acuerdo, que el placer de poner trampas tendidas a lo largo de las enramadas, de espiar a los pájaros, no era lo que más me cautivaba en la caza; y lo prueba que el único testimonio un poco vivo que me queda de aquellas emboscadas continuas es la visión neta de ciertos lugares, la noción exacta de la hora y de la estación y hasta la percepción de ciertos ruidos.
Alegro y bulliciosa, muy dada a fiestas y saraos, encanto de toda buena sociedad, a los veinte años se tornó silenciosa, reservada, melancólica. ¿A qué se debió tal cambio? Pero no era, como ellas, murmuradora y amiga de censurar a toda bicho viviente, vicio de cortijos y poblachones, donde no se vive más que para espiar a los vecinos y relatar diariamente cuanto éstos hacen o dejan de hacer.
Ella le había visto una noche, creyendo que soñaba, porque se había puesto a espiar creyendo así desvanecer ciertas sospechas, pero ¡ay! era verdad, era verdad.... Aquel infame había pervertido a la señorita, una santa.... ¡Bien temía don Fermín!...». Petra seguía hablando, pero hacía rato que De Pas no la oía.
Palabra del Dia
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