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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Entre estos hombres de la simple naturaleza, á quienes jamas atormentó la envidia, el robo, esta plaga moral de las civilizaciones mas groseras como de las mas refinadas, tampoco es conocido.
Por donde legítimamente, y echando a un lado la mala pasión de la envidia, el ser rico significa, y tiene que significar, que vale más quien lo es que el que es pobre. En resolución, el dinero es y tiene que ser la medida exacta del valer de una persona.
Con que, triunfando de la envidia sabes, Felicemente penetrando el viento, Venciendo en curso al mismo pensamiento Prender los brutos i alcanzar las aves. I viendo que eternizas tu memoria, Porque viva tu nombre sin segundo, Escediendo los limites del suelo, Agradecidos todos á tu historia, Ellos ilustran con tu fama el mundo I ellas te suben con su pluma al cielo.
31 Procurad pues, los mejores dones; mas aun yo os enseño el camino más excelente. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy. 4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
Lo que tienen es envidia del traidor, si le hubiera, por el provecho que saque de su traición.
Juanito miraba con asombro no exento de envidia a la pobre mujer casi ciega, que saldría del mundo tan inocente como había entrado, después de arrastrar la más monótona y abrumadora de las existencias, siempre amarrada a la argolla de la domesticidad, sumisa y automática, y que todavía sentíase dominada por el agradecimiento, como si la vida de descanso puramente animal que ahora gozaba fuese una felicidad de que no se consideraba digna.
Pero la noche de aquel día de Todos los Santos, recibió como agradable incienso el tributo espontáneo de admiración; y no vio en él como otras veces, curiosidad estúpida, ni envidia ni malicia.
Causábale admiración y envidia la señora del petitorio, que no cesaba de repiquetear con una moneda en la bandeja de plata. Pollos elegantes y atrevidos se agolpaban en las naves laterales para mirar a las niñas y ser de ellas mirados.
Estos han encontrado en él una mirada majestuosa y severa, y ellos la han correspondido con una mirada de víbora. La envidia les destroza el corazon, sienten una abrasadora sed de venganza. Pero ¿obrarán, hablarán como vengativos?
Luego, Fernando no la vio más. ¡Pero había oído tantas cosas de ella!... Los hijos del marido se encargaban de propalarlas, y todas las amigas de María Teresa las repetían con la secreta fruición de demoler a una compañera que inspira envidia. ¡Quién podría conocer la verdad!
Palabra del Dia
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