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Actualizado: 23 de junio de 2025
El soberano de León, muchos años antes, le había comprado un bello corcel árabe, obligándose á pagar el doble del precio por cada día que retardase la entrega.
Cayó al cabildo por entrega de las huertas el horno de S. Laurencio e al obispo la heredat de Carchena, al cabildo el cortijo de Diezmariza e el cortijo de Miguel Zorita, los que fueron de Alfon Tellez.
De este modo te acogerá como á un aliado, porque, es triste decirlo, pero ella no entrega su sobrina á un buen muchacho capaz de hacerla feliz, sino á un hijo ingrato que pone en peligro la dicha de mi vida. No protestes; yo sabré, naturalmente, á qué atenerme y la apariencia de la falta bastará. Tú, continuarás amándome tanto más cuanto más grande te parezca mi sacrificio.
La segunda quincena de Febrero se fijó como tiempo máximo para la entrega de las armas. 2.a El dinero sería todo entregado á mi persona, entendiéndome con entera libertad con mis compañeros y demás revolucionarios. 3.a Antes de evacuarse Biak-na-bató por los revolucionarios filipinos, el Capitán General Sr.
Ahora todos los pueblos argentinos, salvo San Juan y Mendoza, viven de los productos del pastoreo; Tucumán explota, además, la agricultura, y Buenos Aires, a más de un pastoreo de millones de cabezas de ganado, se entrega a las múltiples y variadas ocupaciones de la vida civilizada.
Eugenio se retira á su casa, entra en su gabinete, se entrega á todo el dolor que consigo trae el frustrarse tantas esperanzas, y un cambio inevitable en su posicion social.
A los ocho ó quince días de la entrega del habilin, se prepara otra cena, previo aviso á todos los parientes de una y otra parte, y si á la conclusión de aquella devuelve el padre de la dalaga al amang-cruz las dos monedas, es señal de calabazas en redondo; si no hay devolución, el pretendiente pasa á ser novio oficial.
En pagarés de mil duros cada uno. El judío, después de vacilar, llenó los pagarés y puso los sellos. Si cobra usted advirtió de cada pueblo me puede usted ir enviando las letras. ¿No las podría depositar en los pueblos en casa del notario? Sí, es mejor. Un consejo. En Estella no vaya usted donde el ministro de la guerra. Preséntese usted al general en jefe y le entrega usted las cartas. Eso haré.
Tomando lenguas a tiempo, supo de mí... ¡ay, señor don Marcelo! creo que hasta más de lo que sé yo mesma. Por saber de too, sabía desde que me lo había oído a mí en horas mejores, aunque bien contás fueron, que el señor mi amo entrega a sus sirvientis las soldás de tiempo en tiempo, pa que hagamus de eyas lo que más nos venga en gusto.
Toma y lee dice, ceñudo, Apolonio, alargando despectivamente a Belarmino, como si fuese su sentencia de muerte, el telegrama que acaba de recibir. Después de haber leído el telegrama de Apolonio, Belarmino saca de la chaqueta otro telegrama, que entrega a Apolonio. Luego abre los brazos, mira al firmamento, y suspira: Toma y lee. ¡Bendito sea Dios!
Palabra del Dia
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