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Actualizado: 10 de julio de 2025
Y la gente menuda contestaba al alarido de la madre con una explosión de ahullidos dolorosos, para que la tierra oscura, el espacio azulado y las estrellas de agudo fulgor se enterasen bien de que había muerto su prima, la dulce Mari-Cruz. Salvatierra sentíase dominado por este dolor trágico y estruendoso, que se deslizaba al través de la noche, rasgando el silencio de los campos.
Contrariábala mucho tener que decir las cosas a gritos, y temía que se enterasen los criados, la vecindad y hasta el embajador con toda su gente extranjera. ¿Y cómo se podía contar una cosa tan delicada dando berridos, al modo que cantan los serenos las horas, o como los pregones de las calles?
Mas viendo que todo era en vano, tomó la determinacion de marcharse sin el consentimiento de su madre, sin que llegase á oidos de su padre, y si era posible, sin que se enterasen mas que los conductores de su carruaje. A aquellas personas en quien tenia depositada su confianza dió las órdenes oportunas para que á la mayor brevedad preparasen los útiles mas necesarios de marcha.
Pensó después en la burla de que sería objeto por parte de todos sus compatriotas cuando se enterasen de lo que pasaba en su alma, y se levantó con precipitación para huir más lejos y a más esquivos lugares. Casi corriendo bajó por una cuesta muy pendiente y vino a encontrarse, después de media hora de marcha, en una estrecha cañada que se extendía entre dos cerros formando declive.
A los pocos días se declaraba una epidemia entre las gentes de tercera clase. Todas las noches echábamos al mar dos o tres. Nuestra preocupación era que no se enterasen los pasajeros de primera. Jamás he visto un viaje con tantas fiestas. Casi todos los días banquete extraordinario; por las noches veladas musicales, bailes.
¡Criados! ¡no los tengo! ¡si los he despedido para que no se enterasen! ¡Abrid á la justicia del rey! repitió el alcalde golpeando con furia la puerta. Id, id á abrir, señora dijo el duque. ¡Yo! ¡sola! Sí; sí, decís bien: iremos los dos. Y doña Ana y el duque bajaron á abrir á la justicia.
Lo único que le molestaba era tener que ocultarla, no poder hacer pública su dicha para que se enterasen de ella todos sus admiradores. Hubiera querido transportarse de un golpe a la decadencia romana, donde los amores de los poderosos tomaban la majestad de la pública adoración.
En vano seguían rezando a gritos en sus casas, para que se enterasen los vecinos de la calle, imitando en esto a sus abuelos, que hacían lo mismo y además guisaban la comida en las ventanas con el propósito de que viesen todos que comían cerdo. Los odios tradicionales de separación no caían vencidos.
El tema más amado y más favorecido de Cordero era su familia, y no pasaba una hora sin que dijese: «¡qué hará en este momento el tunante de Juanillo Jacobo!» o bien: «¿habrá comprendido Sola, a pesar de mis precauciones, que me ha pasado desgracia?». Debe advertirse que nuestro buen señor había puesto singular empeño en que sus queridos hijos, su hermana y su amiga no se enterasen del triste motivo que en San Ildefonso le detenía, y por esto sus cartas todas parecían novelas, según las invenciones y mentiras de que iban llenas.
Pero ¿no bastaba, acaso, con saber mis apellidos y que soy hijo vuestro y descendiente de tan claros agüelos, para excusar toda probanza? En un principio asaltome el antojo de enviar los reposteros de mis mulas para que se enterasen de nuestros blasones. ¡Pero es fuerza acomodarse a la regla!»
Palabra del Dia
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