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Actualizado: 13 de junio de 2025
Además, acabaría por enfermar en esta casa de Chanzelles; son lúgubres a desesperar, desde que la enfermedad ha entrado en la casa y la ruina la amenaza. Cuando he pasado una hora allí siento que me salen canas. Hasta por la misma María Teresa es mejor que durante algún tiempo la vea menos a menudo.
8 Galaad, ciudad de obradores de iniquidad, ensuciada de sangre. 10 En la Casa de Israel vi suciedad; allí fornicó Efraín, se contaminó Israel. 3 Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras. 5 El día de nuestro Rey los príncipes lo hicieron enfermar con odre de vino; extendió su mano con los escarnecedores. 8 Efraín se envolvió con los pueblos; Efraín fue torta no vuelta.
Su madre quería llevar las cosas a sangre y fuego; tenía a pecado imperdonable las blanduras y contemplaciones de su marido. «Cortar, cortar por lo sano, antes que la gangrena lo inficione todo.» Don Santiago la recordaba su obligación de ser clemente con su hijo, sin dejar por eso de ser madre celosa y justa: llevando las resistencias tan a punta de lanza, hasta podía enfermar el pobre chico con la batalla que traía en la cabeza.
Nada... en cuanto alguna se me acercaba en la calle, mocada limpia... ¡Vayan allá, al infierno, a tener tratos indignos!...» A pesar de esta higiene y régimen espartano, el cura tuvo la desgracia de enfermar. Comenzó a ponerse triste y amarillo, que daba pena verlo: comer, comía bien, pero no le aprovechaba.
Y luego empezamos á enfermar, perdidas todas las fuerzas con los largos y peligrosos viages hechos con gran pobreza y miseria; y lo mas principal, sin comida conveniente á la naturaleza, ni camas en que descanzar, porque las que llevábamos á cuestas, como saben todos, eran de algodon, tegidas como red, de cuatro ó cinco libras de peso; y para dormir las atabamos á dos árboles, y echándose se descansa en el campo: que es mas seguro cuando caminan pocos cristianos en Indias, que en las casas y pueblos de los indios.
¿Pero cómo? insistió Baldomero, ¿van a comer sin vino? Sin vino y con poca agua repuso Melchor, con la menos posible. ¡Qué! ¿Que el agua les hace mal? Comiendo, sí, como a cualquiera, Baldomero. ¡Hoy nos vamos a enfermar todos, entonces exclamó Baldomero, riéndose. ¿No sienten?... Está lloviendo... Llueve efectivamente, ¡qué chasco! dijo Ricardo.
Seguramente mi colaboración te es útil todavía; pero yo puedo enfermar y verme en la imposibilidad de dirigir nuestros asuntos; ahora bien, sabiendo que tú estás allí, no temo los acontecimientos; es mi recompensa de haberte hecho el hombre de valer que eres. Tú tienes todas las condiciones que se necesitan para continuar mi obra. Mi querido protector, sin usted yo no sería nada.
Palabra del Dia
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