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Bonis estuvo tentado a oponerse, a inaugurar aquella energía que estaba decidido a poner en práctica en adelante, pues estaba asegurada, o poco menos, la descendencia.

De lo que resulta, que ha de producir un efecto saludable el esforzarse en poner en accion los órganos de la inteligencia en contraposicion con los de las pasiones, y que la energía de estas ha de menguar á medida que ejerzan sus funciones los órganos de la inteligencia.

En aquel entonces se encontraba sostenida por una tensión sobrenatural de los nervios y toda la energía batalladora de su carácter, que la ayudaban á convertir aquella escena en una especie de lóbrego triunfo.

Si algo le salva colectivamente de la vulgaridad, es ese extraordinario alarde de energía que lleva a todas partes y con el que imprime cierto carácter de épica grandeza, aun a las luchas del interés y de la vida material.

no estás destinado a ser militar sino en esta ocasión suprema, en que la patria necesita de todos sus hijos, desde el más alto al más bajo. Pero, señora madre, no soy nada y quiero ser algo insistió el joven, mostrando una energía que nadie hasta entonces le había conocido.

Se cultiva el tabaco, y desde que esto se hace recientemente según métodos científicos, la perspectiva del rápido incremento y mejora de esta industria es de lo más favorable. Hay varias escuelas de agricultura establecidas en la república, y el gobierno se empeña con toda energía en que la instrucción que se produzca los mejores resultados positivos.

La parte flamenca y holandesa tiene cuadros en que se revela toda la grandiosidad caprichosa del genio de Rubens, todo el poder de imitacion y fantasía de Van-Dick, toda la verdad y la energía de las risueñas escenas de Teniers, y toda la originalidad típica de esos cien pinceles holandeses y flamencos que buscaban en el hogar doméstico y en las realidades de la vida asuntos de inagotable inspiracion.

Reía con amarga ironía de su propia audacia; comprendía el acento burlón de Leonora, la energía con que había repelido todos sus atrevimientos de zafio que intenta poseer una gran dama por la fuerza. Pero a pesar del desprecio que a mismo se inspiraba, faltábanle fuerzas para retirarse.

Su esposa se alegró de aquel retiro forzoso, aunque deplorase que viniera al seno de la familia con un hombro de algodón. Consideraba como virtud excelsa, privativa del militar, la energía lo mismo en el campo de batalla que tomando café en el casino. Sus disputas, sus baladronadas en este centro de recreo eran proverbiales en Peñascosa y las bofetadas que solía repartir al final de ellas también.

Y, en seguida, abandonando todo fingimiento gritó: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Has permitido la espantosa desgracia! ¡La has dejado de tu mano! Y poco le faltó para dejar correr sus lágrimas; pero, reuniendo toda la energía que quedaba en su cuerpo gastado, se enderezó recto como una I: Venid al cuarto de Olga dijo, y no os asustéis, cualquiera que sea el estado en que la encontréis.