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Actualizado: 26 de julio de 2025
Lo que ellos, obstinados en sus vicios y errores no ejecutaron, emprendieron los PP. Ignacio de Medina y Andrés de Luján el año de 1653 entrando á reducir á la fe aquellas naciones; pero aunque aplicaron su fervor más intenso, no lograron sino las almas de algunos niños y adultos moribundos, y armándose contra ellos secreta conjuración de los bárbaros, hubieron de retirarse.
Después, a falta de sagú, pues lo habían dejado en el bosquecillo de nueces para andar más ligeros cuando emprendieron la carrera tras del babirussa, echó mano de algunas frutas del árbol bajo el cual estaban. Eran del tamaño de melones medianos, cubiertas de una piel rugosa, y contenían en su interior una pulpa amarilla y tierna, que se prepara asándola sobre brasas.
En la tropa habían resultado cinco heridos. Colocáronlos como pudieron en andas improvisadas y emprendieron nuevamente la marcha. Lo mismo los soldados que los presos caminaban silenciosos y tristes, profundamente impresionados por el trágico suceso que acababa de ocurrir.
Los caballos sin jinete emprendieron un galope loco á través de los campos, con las riendas á la rastra, espoleados por los estribos sueltos. Y después del rudo vaivén que le hicieron sufrir la sorpresa y la muerte, se dispersó, desapareciendo casi instantáneamente, absorbido por la arboleda. Junto á la gruta sagrada
Y el silencioso público que se deleitaba con este pugilato, los diputados que llenaban los escaños, las dos masas que se estrujaban a ambos lados de la presidencia, emprendieron la fuga al ver terminado el incidente, sabiéndoles a poco las dos horas de alusiones y punzantes recuerdos.
En aquella misma noche, sin demora ni reposo, a fin de sustraerse a la celosa furia, a la venganza y al poder de Balarán, Morsamor y Urbási, depuestas las galas y en traje de camino emprendieron un largo viaje. Muchos días, fugitivo de Balarán, caminó Morsamor con su dulce compañera.
Esta sensible pérdida acaeció el 26 de Abril de 1521. Los pocos que habían quedado en las naves, impotentes por su número para tomar venganza, resolvieron salvar sus vidas y regresar á Castilla con las nuevas del descubrimiento. Los pocos expedicionarios que habían logrado salvar la vida, emprendieron el viaje por el antiguo derrotero de las Molucas, en la Victoria y la Trinidad.
Terminada la comida, el Capitán y el piloto encendieron sus pipas, dando en seguida la orden de marcha, que emprendieron al punto, sin abandonar la segunda tortuga, que debía constituir el alimento del siguiente día. Caminaron de prisa, pero con cautela, y a medio día llegaban al lugar de la orilla del río donde esperaban encontrar la chalupa.
Y los grupos comenzaron a desfilar en dirección opuesto a la ciudad; a perderse en la penumbra, sin querer oír los insultos de Juanón y los más exaltados. Estos, temiendo que la inmovilidad facilitase las deserciones, dieron la orden de marcha. ¡A Jerez! ¡A Jerez!... Emprendieron el camino.
Tan grande era la solicitud con que trabajaban los indios, que todo se levantaba, como por encanto, en las nuevos pueblos formados por tribus que hablaban diferentes dialectos. Poco mas ó ménos hácia esta época los PP. Antonio Orellana y José de Vega emprendieron una peregrinacion por órden del Superior de la hermandad, subiendo por el pais de los Yuracarees, desde Moxos hasta Cochabamba.
Palabra del Dia
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