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Actualizado: 3 de noviembre de 2025


Procuraremos ahora aumento del caudal, empezando por las que se refieren á la figura, colores y blasones de las insignias que, á la vez que enseñaban con el simbolismo heráldico el nombre y poderío de la nación española, alegraban la vista engalanando los mástiles.

En Egipto, los árabes emplearon ya el papel desde el siglo IX, y en la colección del archiduque Raniero se ven escritos en esta materia, empezando desde dicha época y continuando durante las dinastías de los Ichschidas, Fatimidas, Aijubidas y Mamelukos.

Pero el coloso no oía sus ruegos ni prestaba atención á las preguntas que iba formulando Flimnap, de acuerdo con sus hábitos de conferencista. Lo que á Gillespie le preocupaba era salir del puerto cuanto antes. Ya tenía fuera del agua la segunda ancla, y empuñó los remos, empezando á bogar de pie y mirando á la proa.

Los que averiguan una genealogía empezando por los antepasados, y descienden hasta el que todavía vive, proceden con método sinthético; y los que empiezan por el que vive, y acaban en los pasados, con método analítico. Los unos forman la cosa, los otros la deshacen. Los Químicos quando deshacen la textura de los cuerpos para conocer la naturaleza de sus partes, proceden con método analítico.

El criado empezó lentamente á dar la vuelta á la mesa sirviendo el primer plato del almuerzo. Ya que nadie habla en la mesa, dediquémonos un instante á observar la traza y figura de los que á ella se sientan, empezando por el conde, como jefe que es de la familia.

El incidente de la prisión, que parecía justificar los temores y las precauciones, requiere consideración un tanto detenida, empezando por la narración de Bermúdez de Castro, que vale tanto como decir la que hizo la pluma de Antonio Pérez.

Bien se lo merece, porque, al fin, si alguna falta cometió, tuvo en este pícaro mundo su purgatorio. La Condesa estaba casada con el señor más terrible que se ha conocido en nuestros días. Todos le temblaban, empezando por su mujer. Había tenido varios lances de los que llaman de honor, y pesaban tres muertes y varias heridas sobre su conciencia.

Vino el último de todos el Mapono que con toda su chusma se puso muy humilde y modesto delante del apostólico varón, quien recibiéndole con los brazos abiertos le sentó á su lado, y empezando á hablar de la Religión, mostró cómo sin el conocimiento del verdadero Dios, y sin la fe de Jesucristo no era posible salvarse, diciendo también de los Tinimaacas y de aquella diabólica Trinidad cuanto le dictó el celo de la gloria divina y la santa indignación de verlos triunfar por tantos siglos hechos señores de aquella tierra.

Y se desabrochó la levitilla y la camisa, mostrando la pequeña bolsa de cuero sudada y negruzca que pendía sobre su pecho. ¡Macanas!... ¡Macanas! repitió el extranjero, apurando el resto de la botella de barro y empezando otra que acababa de traer el dueño del cafetín.

Justamente; tal es la sensación que todo habitante de las grandes ciudades experimenta en el campo, bajo la influencia del aire puro... El organismo, acostumbrado al aire enrarecido y contaminado de la ciudad, siente las consecuencias de una oxigenación más intensa, y como el oxígeno es el elemento vital, por excelencia, llegamos a la conclusión de que estás, Lorenzo, empezando a sentirte... ¡ebrio de vida!...

Palabra del Dia

machacado

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