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A cada paso que damos en el conocimiento de lo actual, descubrimos un pasado enorme de vida animal. El día en que fué dado á la óptica divisar el infusorio, viósele fabricar montañas y empedrar el Océano. El duro sílice del Trípoli, es una masa de animálculos, la esponja un sílice animado. Nuestros calizos son todo animales.

De igual modo que aquellos vecinos quejábanse en 1556 el Beneficiado Curas y Mayordomo de la iglesia parroquial de San Andrés, en otro memorial, suplicando al Concejo que mandase empedrar una callejica muy angosta que daba á las espaldas del Sagrario en que se depositaban muchas basuras por lo cual los exponentes habían acordado «encalalla y debuxar cruces y santos» como remedio á tales abusos.

El resto de las calles de Rio Janeiro, en general, está en un lamentable atraso, sin empedrar, descuidada su limpieza, y en estado de perfecto abandono. Hay un gran número de plazas, entre las que descuella, por su inmensa extension, la del Teatro Provisorio.

»Para concluir, mi señor don Alejandro: continúan los cerdos revolcándose en las calles sin empedrar, y las gallinas picoteando el césped del encachado de la plaza; el casón histórico, llamado de los Capellanes, se desplomó en abril del año pasado; está mal sostenido con puntales lo que queda del convento de Premostratenses; se va a apuntalar la fachada norte de las Casas Consistoriales, y en la calle del Cáncamo se abrió de repente una sima, tres años hizo en febrero, y sin rellenar se encuentra a la hora presente.

Sépalo el brillante Alejandro Dumas. Hubo tiempo en que los vasallos se confesaban para caminar; tiempo en que los bandoleros y asesinos empedraban el bosque de Bolonia, si el gran novelista me permite la palabra empedrar.

Sabes que rezo un Padrenuestro por ti todos los días, y le pido al Señor que te haga más rico de lo que eres; que vendas sinfinidá de Semanas, y que te traigan buen bodrio del café y de la casa de los señores condes, para que te hartes y la carreterona de tu mujer. ¿Qué importa que Crescencia y yo, y este pobre Almudena, nos desayunemos a las doce del mediodía con un mendrugo, que serviría para empedrar las santas calles?

Las calles todas están sin empedrar, sucias y en muy mal estado: hay un jardin modestisimo que llaman paseo público, algunos edificios regulares, un teatro, tres ó cuatro hoteles, dos paseos, y esmerado deseo de demostrar al extranjero que la limpieza no es el fuerte de los brasileños; pues lo mismo en Bahia que Pernambuco y Rio Janeiro se distinguen por esa especialidad.