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Cuidaba mucho de ponerse siempre muy alta, para lo cual tenía que exagerar y embellecer cuanto la rodeaba. Era de esas personas que siempre alaban desmedidamente las cosas propias. Todo lo suyo era siempre bueno: su casa era la mejor de la calle, su calle la mejor del barrio, y su barrio el mejor de la villa.

¿Y para eso servía la riqueza? ¿Y ésta era la alegría de un pueblo opulento, que teniendo una existencia que embellecer la martirizaba y ennegrecía con el tedio, creyendo en otra vida problemática, bajo el testimonio de ciertos hombres que tampoco la habían visto?... El doctor terminó enérgicamente sus protestas, viendo próximo el momento de tomar el tren.

Es imposible detenerse al pié del monumento á contemplar las magnificencias de su fachada principal, sin sentirse arrebatado por tan sublime concepcion y por las maravillas de sus esculturas; sobre todo si se recuerda que una mujer, Sabina Steinbach, contribuyó con su admirable cincel á embellecer la obra de su hermano y su padre.

En los Libros de Caja del siglo XVI, que se guardan en el Archivo Municipal, existen multitud de asientos relativos á las obras de construcción de la Alameda, pudiendo verse allí en detalle cuán grandes sumas se invirtieron y cuánto interés puso el conde de Barajas en embellecer el paseo.

Para amortiguar su pena intentaron embellecer el próximo viaje con reminiscencias románticas y optimismos tradicionales.

La nueva luz parecía embellecer su vida, haciéndola más amable. ¡Y él había podido ser como los otros, adorando la existencia en la ciudad!... La verdadera vida era ésta. Paseaba su mirada por la interna redondez de la torre. Un verdadero salón, más apacible para él que los de la casa de sus antepasados. Todo suyo, sin miedo a la copropiedad con prestamistas y usureros.

No hay que apurarse, no ha sido nada dijo Antoñita riendo: un alfiler que ha resbalado sobre el raso. No pases pena: esta noche serás la reina del baile. ¡La reina del baile, dices! ¡Qué broma más generosa! Puede ser reina del baile, aquella a quien todo sienta bien y a quien todo la hermosea; pero no la que es tan difícil de adornar y embellecer como yo.

Pero a pesar de esto, repetía sus palabras de gratitud. ¡Gracias, muchas gracias! Se llevaba con ella algo que no le iban a quitar: la dulce melancolía del recuerdo, que puede embellecer la penumbra de una existencia resignada. Pensaría en él, como en un otoño suave, cuando sintiese el frío de la soledad.

No; él no amaba a Feli con grandes arrebatos, pero sentíase atraído por ella dulcemente. En esta atracción había un poco de agradecimiento y algo de orgullo personal, de halago al amor propio. La deseaba, además, por egoísmo, viendo en ella una hembra apetecible que podía embellecer su existencia.

Algunas veces sonreía la familia recordando las amenazadoras palabras de Pimentó. Aquel trigo que, según el valentón, nadie llegaría á segar, empezaba á embellecer á la familia. Roseta tenía dos faldas más y Batistet y los pequeños se pavoneaban los domingos vestidos de nuevo de cabeza á pies.