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Actualizado: 15 de junio de 2025


Cuando partieron los dos hidalgos, ya se había calmado la efervescencia de la discusión sobre la gracia, y el médico, en voz baja, le recitaba al notario ciertos sonetos satírico-políticos que entonces corrían bajo el nombre de belenes. Celebrábalos el notario, particularmente cuando el médico recalcaba los versos esmaltados de alusiones verdes y picantes.

Tan sólo cuando la efervescencia de los saludos hubo calmado, Amalia la cogió sonriente las manos y exclamó mirándola de arriba abajo: ¡Sabe usted que son muy elegantes los trajes de duelo en París! Fernanda hizo una mueca de desdén.

La leve turbación de mi espíritu que siguió al dichoso comienzo de mi vida literaria se desvaneció muy de prisa. A la efervescencia excitada por una producción pronta, arrastradora, casi irreflexiva, sucedió una gran calma, es decir, un momento de serenidad y de examen singularmente lúcido. Había en un antiguo yo mismo de quien ya hace largo tiempo que no le hablo a usted, que callaba pero que sobrevivía. Aprovechó aquel momento de reposo para reaparecer usando un severo lenguaje. Con los avasallamientos de mi corazón me había emancipado por completo.

Las vísceras y los órganos que estos nervios animan, abundan en síntomas que prueban su debilitacion, como por ejemplo: éstasis sanguíneo en los capilares, atonía de los vasos absorbentes, decadencia de los órganos de la vida animal, convulsiones, desfallecimientos con sudor general, vértigos con temblor, sensacion de ondulacion en el cerebro como si contuviese agua, congestion en la cabeza, palidez de la cara, náuseas, vómitos, sensacion de debilidad, como si la vida se retirase del epigastrio, timpanitis, diarrea, deposiciones involuntarias, retencion de orina y flujo de la misma, constriccion sofocante del pecho, congestion en el mismo, padecimientos asmáticos, palpitaciones violentas y efervescencia de la sangre, frio y adormecimiento de las estremidades.

La efervescencia, que supone este exceso de precaución, provenía sin duda de la poca agua, la cual refresca, molifica y hasta espiritualiza.

En mi derredor la efervescencia de aquella patriótica alegría, de aquel entusiasmo febril, causaba estrepitoso oleaje. Allí la persona humana había desaparecido, fundiéndose en el hermoso conjunto de la sociedad o la nación, que era sin duda la que conmovía a la tierra con sus gritos de gozo.

Cuando la capital se enteró de que los voluntarios del Pretendiente, organizados en divisiones y cuerpos, podían hacer frente a las tropas, nadie dejó de convenir en que era necesario hacer un esfuerzo supremo. En los casinos, cafés y clubs, hasta en los corros de las calles se notó en el centro del día esa efervescencia síntoma de la inquietud popular.

Palabra del Dia

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