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Quisiera yo que estuviesen allí los que creen que la federal trae desgracias y belenes. El viejo no habló sino de que ya no había tiranía... de que todo se iba a arreglar con moralidad y atención... de que nos quisiésemos mucho los republicanos, porque ya todo ha de ser concordia entre los hombres. tienes un memorión.... A se me iría el santo al cielo. Mi memoria es de gallo.

No, no creo que usted me vea en tales agonías y no me favorezca. ¿Yo?... ¿Y de dónde lo voy a sacar? Del arca. No estás mal arca de Noé. ¡Tía! ¡Si debes más que el Gobierno; si te has metido en unos belenes...! Suponte , y es mucho suponer, que yo, echando por zancas y barrancas, arañando aquí y allá, reúna mil reales... Mil reales es muy poco.

Sonajas y parches alzarán en coro frente a los belenes pastoril canción, y sobre el establo, una estrella de oro marcará la senda de la adoración. Son trozos de espejo los azules lagos, algodón las nubes, lo demás cartón; cruzarán un puente los tres Reyes Magos y ordenará Herodes la degollación...

«Hasta para ser honrada repitió Fortunata, echando todo el peso de su cuerpo sobre las manos, para estrujar el rollo de tela como si lo amasara . De eso no se hable, porque hazte cuenta... yo, una vez que me case, honrada tengo que ser. No quiero más belenes».

¿Ves, qué cosas? observó doña Lupe . Ahí tienes los belenes que se arman por la religión. Bien decía mi Jáuregui que él era muy liberal, pero que no le petaba por la libertad de cultos. Pues aguárdense ustedes, que falta lo mejor. D. Horacio, como inglés que sabe respetar las leyes, obedeció la orden del Gobernador, reservándose el sostener su derecho ante los tribunales.

Si ellas no tocaran jamás una herida ni tocaran nunca la humana ficción, fueran inocentes por toda la vida y en Belén durmiera toda su ilusión. Pero se harán grandes, palparán desdenes, tomarán un cetro: el de la Razón, y ya no habrá el goce de erigir belenes ni soñar en Reyes Magos de cartón...

Quiere decirse que allá nos andamos, y de pobre á pobre va.... Pero de estos señoritos entran pocos en libra.... Y, ¡ay de la infeliz á quien le toca uno!...; ¡qué belenes, hija!; primero con él, y después con su familia que la persigue á una como si una le hubiera ido á buscar.... Vea usté.... Y es claro: ellos empiezan por pasar el rato; y como suele suceder que una es tonta y se los cree, á lo mejor se encuentra con que no puede arrepentirse ya.... Por eso le digo á usté que ese chico pierde el tiempo.

Cuando partieron los dos hidalgos, ya se había calmado la efervescencia de la discusión sobre la gracia, y el médico, en voz baja, le recitaba al notario ciertos sonetos satírico-políticos que entonces corrían bajo el nombre de belenes. Celebrábalos el notario, particularmente cuando el médico recalcaba los versos esmaltados de alusiones verdes y picantes.

En la sombra del Ministerio de Ultramar la esperaba un hombre que la detuvo un instante: diéronse las manos y siguieron juntos. «Hola, hola se dijo Maxi acechando , ¿belenes tenemos?». Y viéndoles ir por el callejón adelante, una idea o más bien sospecha encendió en él vivísima curiosidad.