Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de mayo de 2025
Echó entonces él mismo la carta en el correo, y a las dos se acostó sin desnudarse del todo, para descansar hasta el alba.
Es que tengo sabañones replicó con peor humor y acento catalán bien señalado. ¡Oh! Pues si usted padece de sabañones es porque quiere. El catalán le echó una mirada mitad de indignación mitad de curiosidad. Sí, señor; porque usted quiere insistió el otro con aire petulante y satisfecho, mirándole a la cara risueño.
Miguel, que se había ido poniendo cada vez más colorado, al llegar a este punto rompió a llorar, y se echó de bruces sobre la mesa. D. Bernardo sonrió satisfecho del triunfo obtenido por su oratoria. Doña Martina acudió inmediatamente a consolar al niño.
Le amó porque creyó ser amada por él, ¡por él, que solamente sabe odiar! ¿Cómo fue, entonces, que no llegaron a separarse? Por la parte de él sí: él quiso separarse. Se lo dijo, le echó en cara, como un reproche, su fidelidad, y varias veces la abandonó.
Hice todo el camino mascando cigarros, que, en mi turbación, me olvidaba siempre de encender... En cuanto llegué a casa, corrí al espejo. Enciendo todas las bujías, echo el cerrojo, cierro los postigos, me examino por delante, por detrás, y de perfil también, por medio de un espejo de mano.
Así que hubo tomado el desayuno, en compañía de su tío, se echó fuera de casa, para comenzar a poner por obra lo que le habían recetado. Delante de la rectoral estaba el camino, que hacia la derecha y bajando conducía al pueblo, y por la izquierda y subiendo guiaba a Lada; el mismo que él había traído.
La cruel Presentación no hizo caso alguno; les echó una mirada burlona y se volvió de espaldas riendo como una tonta. Mario tuvo fortaleza bastante para mantener a salvo su dignidad en tan críticas circunstancias. A nadie demandó socorro.
Aquel trastorno moral y mental de Bringas fue de la manera siguiente: Una mañana bajó a la oficina tan tranquilo como de costumbre, y todavía no había puesto los codos sobre la mesa, cuando uno de sus compañeros, el Sr. de Vargas, se llegó a él y le dijo al oído: «Se ha sublevado la Marina». Pareciole a Bringas tan absurda la noticia, que se echó a reír.
Esteven, de una palmada nerviosa, se echó el gorro sobre la nariz. ¿Qué hacer? pagarlos, después de dar al chico una buena felpa y mandarlo a un pontón por seis meses.
Baltasar no le había buscado para confidente; Borrén se ofreció, y es más, atizó el incendio, echó leña a la hoguera con sus frases de pólvora y dinamita.
Palabra del Dia
Otros Mirando