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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Los chulos partieron volando, como los cohetes de un castillo de pólvora. El animal no vaciló un instante en perseguirlos. Los chulos desaparecieron. El toro se encontró frente a frente con el matador. Esta formidable situación no duró mucho. El toro partió instantáneamente y con tal rapidez, que Pepe Verano pudo prepararse.

Que perteneciesen á dos naciones enemigas nada significaba. En todas partes hay buenas gentes, y este Karl era un subordinado digno de aprecio. Se mantenía á distancia de sus iguales y era inflexible y duro con los inferiores. Todas sus facultades parecía concentrarlas en el servicio y la admiración de los que estaban por encima de él.

En la alegre zambra, el primer duro que se gastaba era el suyo, y en la contienda, el último que huía era él.

Nosotros la salvaremos. ¿Qué puedo hacer por usted? Veamos. ¿Hay en poder de ese hombre alguna prenda ó alguna carta, que pueda reclamarle de parte de usted? Disponga de como de un hermano. Dejó mi mano con cólera. ¡Ah, qué duro es usted! me dijo habla de salvarme y es usted quien me pierde.

¡Ah, señores! ¡eso era duro! Ahí tiene usted continuó, ahí tiene usted la razón de que, como padre prudente, yo no me atreva a entregarle mi hija. ¡De modo que me manda a paseo!... ¡se burla de !...

Juan Bou era un barcelonés duro y atlético, de más de cuarenta años, dotado de esa avidez de trabajar y de esa potente iniciativa que distinguen al pueblo catalán; saludable como un toro, según su propia expresión; de humor festivo y palabra trabajosa.

La tal Teresa y todos cuantos escribieron o escriben sobre mística, en lengua vulgar, van haciendo harto mal por España, incitando al desprecio del duro camino escolástico y engolosinando a los incautos con visiones y revelaciones, coloquios y éxtasis, y todos los sueños que engendra la beodez contemplativa.

Era camino muy frecuentado por los arrieros, y la policía podía darle alcance. Ya que no tenía montura, lo acertado era tomar el camino más duro y abundante en peligros, pero que sólo frecuentan los de á pie.

Pero aquel diablo se les resbalaba por entre los dedos como una anguila. Mostrábase durante algunas noches tierno y amartelado con Fernanda; no se apartaba de ella el canto de un duro.

Respecto de los dos meses que duró aquel extravío que sólo duró ese tiempo a lo más, le referiré tan sólo el incidente fácil de prever que lo terminó. Al principio creí olvidar a Magdalena, porque cada vez que su recuerdo venía a mi mente, le decía: «¡Huyecomo se oculta a los ojos respetados la vista de ciertos cuadros hirientes o vergonzosos. Ni una sola vez pronunciaba su nombre.

Palabra del Dia

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