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Actualizado: 16 de octubre de 2025
Mas no quedó aquí ni con mucho el asunto, pues sabiendo Amesqueta que aún era grande en Sevilla el número de esclavos ocultos por sus amos, comenzó á echar á éstos fuertes multas para que los denunciasen, como ocurrió á una mujer de Pilas, á quien por habérsele huido una esclava le hicieron pagar 300 ducados, y al Veinticuatro Torres que tuvo que aflojar 400 y verse envuelto en un proceso.
Y despidiéndose del Conde-Duque, le dio otros doscientos ducados en oro y una medalla con el retrato del Rey, y muchas cartas de favor».
Quedad tranquila, que os he de traer una saya de seda y un manto de terciopelo que ni para una reina y decid á Juanilla mi hermana que también habrá para ella buenos ducados de plata cuando yo vuelva. Dicho esto regresó el arquero á las filas y continuó la marcha con sus compañeros. La mujer se quedó lloriqueando, y al llegar junto á ella el barón le dijo: ¿Lo véis, señor?
«En la boxiganga van dos mujeres y un muchacho, seis ó siete compañeros, y aún suelen ganar muy buenos disgustos, porque nunca falta un hombre necio, un bravo, un mal sufrido, un porfiado, un tierno, un celoso ni un enamorado; y habiendo cualquiera de estos, no pueden andar seguros, vivir contentos, ni aun tener muchos ducados.
A los barrenderos se les dan vestidos de 45 ducados; parece que se les podrían continuar así; y lo mismo a los jardineros del jardín del Emperador y de la Priora; pero podría servirse V. Magd. de mandar que a los jardineros que entraren, en lugar de los que ahora lo son, se les reformen.
Vive Dios, que se le olvidan Más de doce mil que fueron A Granada, y á otras partes; Y aun era tan recio el tiempo, Que se morían más postas Que tienen las cuentas ceros. Más: de dar á sacristanes, Que las campanas tañeron Por las victorias, que Dios Fué servido concedernos, Seis mil ducados, y treinta Y seis reales. Sí; que fueron Infinitas las victorias, Y andaban siempre tañendo.
Baltasar de Pineda autor de comedias contrató en 700 ducados dos carros de representaciones «La humanidad del hombre» y la «Venta del mundo» .
Y el rey, su majestad, como si hubiérais hecho grandes merecimientos, como si en vez de disminuir en una cuarta parte la población del reino la hubiérais aumentado y enriquecido, os da trescientos mil ducados para vos y para vuestro hijo el duque de Uceda, y ciento cincuenta mil á vuestra hija y á su noble esposo el conde de Lemos.
Palabra del Dia
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