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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Decíase que aquella montaña era tan alta, que el sol se ponía en su pico tres horas más tarde que en las llanuras de su falda, y que desde su altura se alcanzaban los mismos límites de la tierra. Los marinos que navegaban al pie de la gran montaña continuaron viendo en ella á un antiguo dios, hasta el día en que empezó otro ciclo de la historia con nuevo culto y nuevas divinidades.
Es capaz de aplastar una pulga sobre el brazo decían los marineros de su pueblo para ponderar la dureza de sus bíceps. Su cuerpo carecía de grasa. Bajo la morena piel sólo se marcaban rígidos tendones y salientes músculos; un tejido hercúleo del que había sido eliminado todo elemento incapaz de desarrollar fuerza. Labarta le encontraba una gran semejanza con las divinidades marinas.
En el origen de los tiempos históricos, todos los pueblos, niños sencillos de mil cabezas, miraban así hacia las montañas; veían en ellas á las divinidades, ó á lo menos sus tronos apareciendo y ocultándose alternativamente bajo el cambiante velo de los celajes.
Y el Barbas acompañó un buen trecho al doctor, mugiendo sus maldiciones y amenazas contra los contratistas que eran sus enemigos más inmediatos y contra los ricos de Bilbao siempre invisibles, divinidades maléficas que hacían sentir la fuerza de su poder en la montaña, sin mostrarse más que por la mediación de administradores y capataces, si explotaban la mina directamente, ó de contratistas si creían más ventajoso para ellos ajustar el arranque del mineral.
Desde el fondo del Océano, desde el ardiente centro de la tierra, desde las crestas nevadas del Himalaya y desde las serenas profundidades del éter luminoso, acudían Varuna, Agni, cuantas son las inteligencias que mueven las esferas celestes y guían a los astros en su curso, y el propio Indra, cabalgando en el pájaro Garuda, y no ya con rayos en la diestra, sino con aljófares y flores, que así él como las otras divinidades derramaban a manos llenas sobre la muchedumbre devota.
La imaginación popular corre libremente cuando se trata de los dioses que ha creado. Durante el curso de los siglos, varía sus nombres, sus atributos y su poder, según las alternativas de la historia, los cambios del lenguaje, las variantes individuales ó nacionales de la tradición; al fin y al cabo les da muerte como les dió vida, y los sustituye con nuevas divinidades.
En vano suenan las campanas cada año anunciando que Cristo resucita... Resucita sólo para los que viven de su herencia. Los que sienten hambre de justicia y esperan miles de años la redención, saben que está bien muerto y que no volverá, como no vuelven las frías y veleidosas divinidades griegas. Los hombres, siguiéndole, no habían visto un horizonte nuevo: habían caminado por senderos conocidos.
Océano era un viejo dios de luengas barbas y cornuda la cabeza, que vivía en una caverna submarina con su mujer Tetis y sus trescientas hijas las Oceánidas. Ningún argonauta se atrevía á ponerse en contacto con estas divinidades misteriosas. Sólo el grave Esquilo había osado representar á las Oceánidas, vírgenes verdes y sombrías, llorando en torno del peñón en que estaba encadenado Prometeo.
Creía en el Cristo de Salta, pero al lado de él seguía venerando á las antiguas divinidades indígenas, como todos los montañeses del país.
Siendo todas las divinidades en su origen, como usted sabe muy bien decía Moreno metiéndole la boca por el oído a su amigo, individuos humanos que han demostrado alguna superioridad y han hecho algún beneficio, sería curioso saber quién era esa mujer que está ahí en el altar antes de ser divinidad y a qué se dedicaba.
Palabra del Dia
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