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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Os diré, fray Luis: sí y no; soy su padre y no lo soy; no lo soy, porque ni siquiera he conocido á su madre, y lo soy, porque no tiene en la tierra quien haga para ella oficio de padre más que yo. ¿Y vos habéis conocido á vuestros padres, hija mía?
«Otra cosa se me ocurre indicó luego con la alegría del náufrago que ve flotar una tabla cerca de sí . Le diré a mi marido que estoy mala y que me lleve a vivir al pueblo ese donde ha cogido la herencia».
Pero, hijo, ¿quieres que diga que estuvo mal hecho?... Lo diré, si te empeñas; pero nadie me creerá. ¡Tío, ya le he dicho más de cien veces que la hora menos pensada le falto á usted al respeto! Con dificultad lograron calmarle; todavía más trabajo costó impedir que se marchase. Afortunadamente intervino Paca, y con su labia sin pareja y su trasteo logró pronto reconciliarlos.
Sepa usted que ni uno solo de los recuerdos de aquella época se ha borrado diré más aún, ninguno de ellos se ha debilitado y no le causará asombro el que divague hablándole de reminiscencias que tienen el poder de rejuvenecerme al punto de volverme niño. Hay nombres de lugares especialmente, que nunca he podido pronunciar a sangre fría, y el de Trembles es uno de ellos.
Yo diré sólo que la novela me agrada y que la he leído dos veces, con interés creciente, aumentado por la misma indeterminada vaguedad del misterioso pensamiento de Quitolis.
Con razón se las llama aves del paraíso. ¡Ah! ¿Estas son las famosas aves del paraíso? Sí, señor Cornelio. Siendo tan hermosas, no deben ser desagradables al paladar. Son deliciosas, y de carne perfumada, pues se alimentan de nueces moscadas y de flores de pimienta. Nuestro amigo el papú parece que codicia sus plumas. Miradle cómo acecha a esas aves. ¿Y para qué quiere las plumas? Ya os lo diré.
¡Ah, no! ¡no, señor! exclamó el cocinero agonizando de terror, sudando, estremeciéndose ; yo lo diré todo. Hablad, pues. Habéis de saber, señor, que mi mujer... Pero si no se trata de vuestra mujer exclamó con impaciencia el duque. Sí, sí; ya sé, señor, que no se trata de mi mujer; pero es necesario empezar por mi mujer. Veamos, veamos; seguid.
Los veo pasar muchas veces... Tiene usted una buena figura á caballo, Alain. El señor es demasiado galante. La señorita tiene mejor figura que yo. Efectivamente, es una joven muy bella. ¡Oh! perfecta, señor, y lo mismo por fuera que por dentro, como la señora de Laroque su madre. Diré al señor una cosa.
«¿Qué relacion diré pues que tiene la duracion de la criatura á vuestra eternidad? y no erais antes que yo? y no seréis despues de mí?
¡Ah! yo pudiera haceros un gran señor exclamó Velasco con las pupilas iluminadas por misterioso pensamiento. ¿A mí? Sí; pero temo no guardéis el secreto como importa. ¿Veisme acaso cara de moro? respondió Ramiro con enfado. Pues bajemos a la plaza e os lo diré.
Palabra del Dia
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