United States or Grenada ? Vote for the TOP Country of the Week !


Iguales, si no mayores, fueron las desdichas que se ejercitaron en afligirlos cuando salieron de estos reinos, á los cuales miraban con el mismo amor que á Palestina, puesto que la tenian desde la destruccion de Jerusalen por nueva patria, i de esto ha nacido la aficion que aun hoi conservan á las cosas de España, teniendo á suma honra ser descendientes de los que moraban en ella en los tiempos de la espulsion ordenada por los Reyes Católicos, hablando con la posible pureza en lengua castellana, i no olvidando á la Inquisicion, á quien pintan como una fiera cruelisima i devoradora.

Nada de pasión ardiente, nada de fuego hay en los ojos de Pepita. Como la tibia luz de la luna es el rayo de su mirada. Pues bien, a pesar de esto, yo he creído notar dos o tres veces un resplandor instantáneo, un relámpago, una llama fugaz devoradora en aquellos ojos que se posaban en . ¿Será vanidad ridícula sugerida por el mismo demonio? Me parece que : quiero creer y creo que .

Recuérdese el ejemplo de Goethe, que concibió a los veinte años la idea de Fausto y no terminó su inmortal poema hasta los ochenta. Actualmente, oprimidos unas veces con el afán de lucro, otras con la pasión de la gloria, los que escribimos para el público vivimos en una fiebre devoradora de producción. El público exige a cada instante novedades: es menester servírselas, aunque vayan hilvanadas.

Así, pues, por afuera sólo expone remos auxiliares, cortas nadaderas que poco arriesgan, las cuales, consistentes, punzantes y viscosas, hieren, eluden, se escapan. ¡Cuán superior es esto al pulpo ó á la medusa, que ofrecen á todo el mundo blandos tentáculos de carne, apetitoso bocado para el hambre devoradora de los crustáceos y de los marsuinos!

Tuvo aún fuerzas para arrancarse a ese último espanto, y de pronto lanzó un grito, un verdadero alarido en que la voz del hombre recobra la tonalidad del niño aterrado: por sus piernas trepaba un precipitado río de hormigas negras. Alrededor de él la corrección devoradora oscurecía el suelo, y el contador sintió por bajo el calzoncillo, el río de hormigas carnívoras que subían.

Se tendió en la cama, y el farol quedó inmóvil ante sus ojos. Más allá de su resplandor columbró en la penumbra el rostro de la «viuda», que era el mismo de la difunta, pero no inmóvil y severo, sino maligno, con una risa devoradora. Al fin, el hombre empezó á gritar, tembloroso de miedo: ¡Yo pagaré! ¡Es la falta de los otros!... Pero ¡por Dios, apague el farol; que yo no vea esa luz!

Otros no eran ya más que esqueletos en una playa desierta, descarnados por los pájaros de presa, mondados hasta el tuétano por los infinitos enjambres de la selva tórrida, donde todo se mueve y hierve con vida devoradora, blanqueados y secados por el fuego del sol hasta convertirse en frágil cal.

Monstruo benéfico y terrible que siega esa plaga invencible de fecundidad renaciente con un gran esfuerzo de absorción, que se lo traga todo indistintamente: muertos, vivos, ¿qué digo? cuanto encuentra á su paso. El magnífico comedor de la Naturaleza, comedor privilegiado: el tiburón. Mas, tan terribles destructores están vencidos de antemano: á pesar de su furia devoradora, producen muy poco.

Avanzaba el busto hacia el cristal para ver mejor la actividad devoradora de este estómago en forma de pirámide, que tenía en su cúspide una diminuta cabeza de loro con dos ojos feroces y en torno da la base la retorcida madeja de sus patas llenas de redondeles salientes.

Esta y no otra fue lo que privó á la archiduquesa de su razon hasta que dejó de existir. Este y no otro fue el mas agudo puñal que introdujera Felipe en su amante pecho. Deténgase cualquiera que haya amado en este punto, y considere la fiebre devoradora que se apoderaria de un carácter tan firme y enérgico como el de Doña Juana.