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Actualizado: 28 de octubre de 2025
Tòni, me haces daño. Eso es lo que deseaba el fantasma, hacerle daño. Y pareciéndole aún poco, con sólo su mirada arrebató los trapos y vendajes de su herida, que volaron y se esparcieron. Luego hundió sus uñas crueles en el desgarrón de la carne y tiró de los bordes, haciéndole rugir: ¡Ay! ¡ay!... ¡«Pimentó», perdónam!
Las zarpas del tío lo exponían de pie ante las bocanadas de aire salitroso que entraban por la ventana. El mar estaba obscuro y velado por una leve neblina. Brillaban las últimas estrellas con parpadeos de sorpresa, prontas á huir. En el horizonte plomizo se abría un desgarrón, enrojeciéndose por momentos, como una herida á la que afluye la sangre.
Volvía á entregarse al juego con las cantidades encontradas en su casa. Hasta sospechó el príncipe si habría vendido ó empeñado el alfiler con que reparó el desgarrón de su vestido. Después de regalarle la perla de la princesa Lubimoff, no la había visto más. Alicia parecía insensible á los primeros esplendores de la primavera.
El pasado de Leonora; su amor repartido con loca generosidad por los cuatro puntos de la tierra; todos los pueblos pasando sobre su cuerpo, domándola un instante con el atractivo de la elegancia o el encanto del arte; sus entrañas estremeciéndose hoy en un palacio y mañana en un cuarto de hotel; su boca repitiendo en diversos idiomas aquellas mismas frases de amor, entrecortadas por el espasmo, que le enardecían, como si fuese el primero en oírlas. ¿Y por estos restos que aún sobrevivían milagrosamente después del loco derroche, iba él a perderlo todo, a huir dejando a sus espaldas el escándalo, el descrédito y tal vez el cadáver de su madre? ¡Ah, terrible don Andrés! ¡Y cómo después de herirle metía los dedos en el sangriento desgarrón agrandando la herida!
Aresti hablaba con tranquilidad, como si desde mucho antes esperase lo que su primo iba á contarle; seguro de que aquella novela de amor, desarrollada en el ocaso de la madurez, había de tener un desenlace triste. Sánchez Morueta comenzó á hablar con lentitud, como si le doliese, con profundo desgarrón, el remover sus recuerdos.
Palabra del Dia
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