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Y de nuevo volvió a su charla voluble, incoherente, hablando del adorno de la casa, que era su tema favorito, saltando por intervalos al teatro, a las tertulias que había asistido, a las amigas, para volver de nuevo a la casa, a sus eternos proyectos de reforma, echar abajo el tabique del comedor, levantar en el jardín sobre columnas una serre que comunicase con él, cambiar la decoración del despacho de su marido que era muy vulgar por un mobiliario estilo americano que había visto en la calle de Alcalá.

Completaban la decoración una enorme espada pendiente del mismo clavo que sostenla un niño Jesús bordado en cañamazo, dos escopetas arrimadas a un rincón, dos guantes y dos mascarillas de esgrima junto a dos pares de floretes, tres maletas muy usadas y un hombre.

Hay comedias de capa y espada, cuya representación no se concibe sin algún cambio de decoración, indicándose así expresamente en antiguas ediciones, como, por ejemplo, en La Confusión de un Jardín, de Moreto; en la cual hay escenas ininteligibles, á no suponerse que el teatro está adornado con árboles.

Al norte de un patio silencioso y tranquilo que por un gracioso vestíbulo de estilo latino abre paso á un claustro de religiosas, hay una pequeña joya de ese tiempo, que es una portada de iglesia, adornada con todos los caprichos que distinguen la decoracion gótica del estilo terciario, y flanqueada de dos elegantes estribos que rematan en agujas prismáticas y pináculos.

Lo que estas fragosas sierras te pueden proporcionar es una decoración grande, imponente, pero no el hecho de la vida humana que constituye el fondo de toda composición dramática, porque aquí los afectos y las pasiones no se elevan al grado de energía y dignidad necesario para que exista ese juego encontrado de sentimientos y caracteres sin el cual no es posible que se produzca la emoción estética.

Algo estridente, como si acabara de rasgarse la vieja decoración del fondo; un silbido rabioso, feroz, desesperado, que pareció hacer oscilar las luces de la sala. ¡Silbar a Franchetti antes de oírle! ¡Un tenor de cuatro mil francos! La gente de palcos y butacas miró al paraíso con el ceño fruncido; pero arriba la protesta fue más ruidosa. ¡Granuja! ¡Canalla! ¡Golfo! ¡A la cárcel con él!

Un minuto después se vio sentado en el confidente de raso azul que había en el tocador de la tiple. Reyes se dejó compadecer, cuidar, mimar podría decirse, y no tuvo valor para negar el accidente. ¿Cómo decir que se había caído al suelo de gusto, de amor, no derribado por aquella decoración de monte espeso? Serafina parecía adivinar la verdad en los ojos de su apasionado.

El lado izquierdo ofrece igual decoracion, con la sola diferencia de ser dos los arquitos de siete lóbulos, por tener el lienzo de pared mayor estension á este lado, y de llevar el mas inmediato al ángulo N-O en vez de escudo un adorno de menudísimo calado.

Por fin se arregló de cualquier modo, pasose un peine por el pelo, y dando tumbos se fue a la salita donde aguardaba el sacerdote, en pie, mirando las fotografías de personas de la familia, única decoración de la mezquina y pobre estancia. «Dispénseme usted, Sr.

Como decoración, me enamoraba aquel rosario de escalonadas montañas que de Este a Oeste por el Sur sirven de marco grandioso a la admirable bahía; ¡pero como tierras habitables!...