Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de mayo de 2025
Esta delicadeza la honra... Y no es otra cosa; le da vergüenza de decírmelo. Pero al fin ello saldrá». Y una tarde que el matrimonio había ido a paseo, la gran capitalista, no pudiendo enfrenar por más tiempo su curiosidad, mandó a Papitos a un recado, por quedarse sola, y con determinación admirable hizo un registro en la cómoda y baúl de Fortunata.
No temas, yo no diré a nadie que soy tu madre, me contentaré con decírmelo a mí propia, y en vanagloriarme interiormente. ¿Estás contento? LOS MISMOS y RUIZ MANRIQUE. Ahí está. AZUCENA. ¿Esperabas a ese hombre? MANRIQUE. Sí, madre. AZUCENA. No temas, no me verá. RUIZ. ¿Estáis pronto? MANRIQUE. ¿Eres tú, Ruiz? RUIZ. El mismo; todo está preparado. MANRIQUE. Marchemos.
Juana era una querida encantadora, mucho más mujer que la altiva italiana. Me confesó que me amaba hacía mucho tiempo y que muchas veces había tenido impulsos de decírmelo.
Ese está sin trabajo. ¿Quiere que salga á un camino? ¿No ve la casa sin muebles, como un hospital prestao? ¿De dónde quiere que lo saque?... Maldita sea su alma... ¿Y quién te dice á tí, grandísima tal, deslenguada y bocona, que yo vengo á sofocarte? A ver si hay alguna tarasca de éstas que sostenga que yo no tengo humanidad. Atrévase á decírmelo....»
Soy muy mala, ¿verdad que soy muy mala?... Sé que todos piensan eso y nadie se atreve a decírmelo... ¡Sí! ¡soy mala! he ofendido a mi pobre prima; no hago otra cosa que causar pesadumbre a aquellos que más me quieren... Pero es que nadie comprende que todo se vuelve contra mí, que todo me molesta, y la menor cosa me hace sufrir, hasta las más indiferentes y las más gratas.
No hallé respuesta alguna á esta comunicación inesperada: ignoraba absolutamente quién pudiese ser el señor de Beauchêne, y no tomándose la señorita Margarita la molestia de decírmelo, me limité á atestiguar, por una débil exclamación de pésame, la parte que tomaba en este desgraciado suceso.
Tú no debes hablar así, respondió la madre suprimiendo un gemido. El Padre Celestial nos ha enviado á todos á este mundo. Hasta me ha enviado á mí, tu madre; y con mucha mayor razón á tí. Y si no ¿de dónde has venido tú, niña singular y caprichosa? Dímelo, dímelo, repitió Perla, no ya con su carita seria, sino riendo y dando brinquitos en el suelo. Tú eres quien debes decírmelo.
Palabra del Dia
Otros Mirando