Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 30 de abril de 2025
Si todo esto había llegado a oídos de Nucha por conducto de su marido o de su padre, no tenía nada de extraño que suspirase así. Por otra parte, ¡el decaimiento físico era tan visible! Ya no se parecía Nucha a más Virgen que a la demacrada imagen de la Soledad. Juncal la pulsaba atentamente, le ordenaba alimentos muy nutritivos, la miraba con alarmante insistencia.
Su herida es bien pequeña, más bien dicho, superficial, y, sin embargo, su estado de decaimiento y postración ha sido de los más extraordinarios; además, hay ciertos síntomas tan misteriosos, que a sir Carlos y a mí nos han llenado de confusión. ¿Qué arma ha usado ese hombre? No ha sido un puñal común, ciertamente.
Aquel continente de matrona, aquel aire simpático, aquel rostro lleno de atractivos no eran ya sino sombra de sí mismos. Gordura fofa en su cuerpo, languidez en su semblante y un decaimiento general en su persona toda anunciaban que la maja no volvería a ser lo que fue.
No sólo había perdido grandemente en el aspecto general de su persona, en su aire distinguido y decoroso, sino que su misma hermosura había padecido bastante, a causa del decaimiento general, y más aún del chirlo que tenía en la mandíbula inferior, bajo la oreja izquierda. Estaba ella planchando unas chambras, y la ligereza de su vestido permitía ver sus bellas formas enflaquecidas.
Doña Paula tampoco podía venir. Hacía tiempo que estaba delicada. Los médicos creían que su malestar y decaimiento procedían de algún trastorno en la circulación, una afección cardíaca, que podía con el tiempo ofrecer caracteres graves, aunque por entonces no los presentase. Cecilia había querido durante el viaje ayudar a su cuñado a soportar el fardo.
Se ve allí el tipo de las poblaciones andaluzas, activas y laboriosas en lo general, donde no se revela casi nunca ningún síntoma de miseria ó decaimiento. El tiempo nos faltaba para continuar la excursion. Así, entramos á un pequeño vapor costanero y volvimos á Cádiz.
La ansiedad es grandísima, la agitacion escesiva; no se halla reposo en parte alguna, el abatimiento es á la vez inmenso y el decaimiento de fuerzas espantoso. Este abatimiento, esta postracion, esta pérdida de las fuerzas, existen tambien aisladas de otros síntomas; sobrevienen por accesos, por cualquiera causa, complican fácilmente á otros síntomas y hasta impiden el poderse mover.
Todo el mundo estaba pendiente de su sonrisa, de sus gestos, de su apetito y no se escatimaban los medios de divertirla y aun aturdirla. Así transcurrió un año. Al cabo, aquella vida, más que agitada, febril, agotó sus nervios. Acometiole un decaimiento físico y moral que en vano trataron de combatir los que a la continua la rodeaban. El primero que sintió los efectos de este desmayo fue Núñez.
La misión que le impusieron y él aceptó confiado en leales propósitos, llegó a parecerle tarea superior a sus fuerzas, y como el acero brillante puesto al fuego va oscureciéndose y empavonándose con tonos apagados, su ánimo juvenil y ardoroso fue sintiendo trasformarse los bríos en decaimiento y flojedad.
¡Descalza! repetía asombrada Obdulia. La envidia crecía en su pecho. «Oh, lo que es esto pensaba indudablemente tiene cachet. Sale de lo vulgar, es una boutade, es algo... de un buen tono superfino...». El Marqués entró en aquel momento con don Víctor colgado del brazo. Vegallana venía consolando al mísero Quintanar, que no ocultaba su tristeza, su decaimiento de ánimo.
Palabra del Dia
Otros Mirando