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Actualizado: 8 de julio de 2025
Es el medio principal dado al hombre para reconocer la virtud oculta de las sustancias que pueden servirle de remedios; el carbon, perfectamente triturado y dividido, ha revelado propiedades que nos permiten señalarle como uno de los mas importantes medicamentos, debido á las esperiencias de Hahnemann, y que el doctor Belloc ha desprestigiado por el uso empírico é inexacto que del mismo ha hecho.
Así se hizo al alborear el nuevo día. Los nombres de los expedicionarios eran los mismos que me había dado Facia pocas horas después de haber salido de Tablanca la expedición. A Chisco, que no estuvo presente en «las juntas», se le dio por «conforme», y se le avisó con las debidas precauciones para no alarmar a su amo.
Esta nacion parece haber dado su nombre al rio que baja del este para ir á reunirse con el Mamoré hácia los 12 grados de latitud sud.
Era necesario contestar, y Francisco Montiño, en su contestación, se templó al tono de la carta de su hermano: «He recibido la noticia le decía de que tu mujer ha dado á luz una criatura, y me alegro de ello cuanto tú puedas alegrarte.»
Aquella noche me llamó junto a ella y como si estando ya definida tan concretamente su situación, le fuera dado en adelante manifestar con toda franqueza los afectos secundarios, me dijo: Tenemos que hablar, siéntese usted a mi lado. Hace ya mucho tiempo que apenas le veo.
Tenga esto, para usted, pero guarde su lengua... Buenas tardes. Y reanudó apresuradamente su camino mientras la lavandera de pie al borde del agua movía maliciosamente la cabeza apretando la moneda en su descarnada mano. No había dado veinte pasos cuando Delaberge se volvió todavía para mirarla...
La pantera es un símbolo viviente, como lo son también las dos panteras que pusiera Dulac, clarividente, bajo los pies de Circe; en un ambiente de sutiles encantos y quimeras bajo el nocturno cielo azul de Oriente. Dulac y Miguel Nieto han presentido la vida de este símbolo, y han dado la tristeza febril de lo vivido a la quimera de lo que han pintado.
Anoche, cuando llegaba a casa, creí un momento haber hallado la solución, que sería ésta: María Elvira, en su fiebre, soñaba que estaba despierta. ¿A quién no ha sido dado soñar que está soñando? Ninguna explicación más sencilla, claro está.
De seguro la abadesa os ha dado una carta. Es verdad. Una carta para el duque de Lerma. Es verdad. Dadme esa carta. Pero tengo que llevarla á su excelencia. Dadme esa carta. Montiño la sacó del bolsillo interior de su ropilla, y la dió á Quevedo. Quevedo rompió la nema. ¿Pero qué hacéis? dijo Montiño. Esta carta, puesto que está en mi mano, es para mí. Y la leyó. Ya lo sabía yo dijo.
Por él, hubiese dado su hamaca de mil colores, sus madrás rojas y azules, los círculos de plata maciza que rodeazan sus brazos y sus piernas; lo hubiese dado todo, todo, hasta el saquito que encerraba tres dientes de serpiente y un corazón de paloma, mágico talismán que debía proteger sus días, mientras lo llevara suspendido del cuello. Ya veis, pues, si Melia amaba a su Kernok.
Palabra del Dia
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