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El testimonio de la autoridad humana se compone del de los sentidos, que nos pone en relacion con nuestros semejantes, y del instinto intelectual, que nos induce á creerle. No todo se puede probar; pero todo criterio sufre el exámen de la razon.

El Conde de Alhedín, dicho sea en honor de la verdad, no pasa de ser un buen muchacho, si hemos de juzgarle con el relajado criterio que en el mundo se usa. El Conde de Alhedín dista tanto de ser un Don Juan Tenorio como dista el cielo de la tierra. Jamás ha empleado engaño ni violencia contra soltera ni casada.

Cuando se examina la razon, la razon es quien examina; la razon ha menester reglas, luz; todo exámen pues supone esta luz, la evidencia, y la legitimidad de su criterio. El hombre no se hace á propio, se encuentra hecho ya: las condiciones de su ser, no es él quien las pone: se las halla impuestas.

En cuanto a la antigua cursería, hemos dicho que apenas osaba ya nadie acusarla de este defecto; defecto, por otra parte, tan vago e indefinible, que depende casi siempre del criterio de las personas el hallarle o no hallarle en otras. Lo que ocurre, por lo común, es que las acusaciones son mutuas.

Harto al cabo de chulas y de lorettes, de toros y de handicaps, de manzanilla y champagne, de callos y de foie-gras, resolvió a los treinta años dar fin; esto es, casarse... Mas para que Villamelón diese fin, preciso era que alguna hija de Eva diese principio, puesto que por una de esas anomalías que tienen su razón de ser en el torcido criterio de ciertas clases sociales, se ha convenido en que el hombre piensa dar fin en aquel mismo matrimonio en que juzga la mujer dar principio.

Pero su fama era bastante más vieja que todos sus convecinos entre quienes el buen criterio no pudo nunca aclimatarse, y el tío Merlín era siempre listo y celebre..., y por eso en el concejo se buscaba su opinión al tratarse de aceptaré ó no la oferta del rumboso madrileño.

Con este criterio, lector amigo, escribí yo el libro que entre las manos tienes, y lealmente te lo aviso para que lo arrojes a tiempo si mi modo de pensar no te satisface.

Puedo entregarme a la justicia de este país para pagar mi crimen aquí donde lo cometí, o la justicia de mi patria, ante la cual soy responsable de otras culpas. ¿Quiere usted decirme cuál le parece el mejor partido? Roberto Vérod no contestó. ¿Qué podía aconsejarle? ¿Y con qué derecho?... El dolor lo embargaba hasta tal punto, que su criterio estaba completamente obscurecido.

Su criterio en la interpretación de la Naturaleza, es uno solo, constante, que va pasando por diversos grados. Sus aptitudes se perfeccionan por el tiempo y el estudio sin sufrir alteración en lo fundamental.

Bajo todos los conceptos es preferible la fórmula: lo que es evidente es verdadero; y si se quiere expresar como principio sino como regla aplicable, se puede convertir en esta otra: «la evidencia es seguro criterio de verdad