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Actualizado: 4 de junio de 2025
En cuanto al objeto de los tumultos de la plebe contra los judios, está declarado en la crónica que de Enrique III dejó compuesta el insigne caballero Pero Lopez de Ayala, según se verá por las siguientes palabras: E todo esto fué cobdicia de robar, mas que devocion.
"Este documento anónimo y mal titulado de la Biblioteca del Escorial, es lo único contemporáneo ó casi contemporáneo que se conserva de la Segunda parte de la Crónica del Perú de Pedro de Cieza de Leon.
Estas sales son tambien eficaces en los infartos glandulares, linfáticos, precedidos de dolores erráticos y reumáticos, en la miliar crónica con prurito y ardor, en el herpes furfuráceo pruritoso, en diversos dolores musculares y artríticos, con caquexia, adormecimiento, pesadez, temblor y grande debilidad en los órganos de la vida de relacion.
En este caso, la hepatitis misma es de la competencia de antimonio, entendiéndose por tal una exacerbacion subaguda de una hepatitis preexistente y crónica. La fiebre reumática aguda no pertenece á este medicamento. No tiene lugar en su tratamiento, sino cuando la reaccion languidece, y que los síntomas gástricos se pronuncian mas en el sentido de su accion.
A sus años el golpe era demasiado duro, y una afección crónica que tenía en los ojos se le agravó tanto, que le fue imposible continuar trabajando. Millán no dudó un instante respecto a la determinación que debía seguir:« Padre dijo como me he criado en la imprenta, conozco el oficio y todo lo que en él se hace.
Entonces tomaba parte en los sordos manejos de aquella corte infame. Pero vino el año 20, y nuestro personaje entró en el período de rabia crónica, de desorden moral y frenética tenacidad en que le hemos conocido. Ya sabemos poco más ó menos cómo vivía: su actividad había redoblado, y conspiraba con una constancia de que no se ha visto ejemplo.
En la Crónica de D. Álvaro de Luna se dice de D. Juan II, que fué muy inventivo, é mucho dado a fallar invenciones é sacar entremeses en fiestas, ó en justas, ó en guerra, en las cuales invenciones muy agudamente significaba lo que quería. Crónica de D. Álvaro de Luna. Madrid, 1784, pág. 182. Hállase inédita en la Biblioteca real de París, y la más correcta es la del núm. 7.824.
Tenía la voz velada a causa de una bronquitis crónica: cuando quería elevarla resultaba chillona, estridente. La palabra era fluida, aunque abundaba en los lugares comunes del periodismo. En Lancia nadie sabía hablar con esta tersura. Pintó al P. Gil como un ser hipócrita, rastrero, alimentando en secreto pasiones vergonzosas, ocultándolas con cuidado por el temor de perder su posición.
Prudencio de Sandoval, Vida de Carlos V. Para el conocimiento de la desgraciada empresa de los Gelves en 1510, son de consultar, á más de los autores citados en las notas anteriores, Luis del Mármol, Descripción del África. Reino de Túnez. Bernáldez, Crónica de los Reyes Católicos. Zurita, Anales de Aragón y Vida de D. Fernando. Álvaro Gómez, De rebus gestis. Oviedo, Quincuagenas, Q. I, Est.
Pero en lo que las mujeres sobresalían, era en la crónica de los trapos: se habían aprendido el trousseau de memoria como el librito secreto de la Sociedad Hermanas de los Santos. Doce vestidos de calle decía una personita impertinente, de veinticinco años largos, sacando la punta de su zapato de raso por el ruedo del vestido. ¿Doce? le preguntaba la vecina, quince... ¡ya los he visto todos!
Palabra del Dia
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