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Actualizado: 22 de junio de 2025
La raya chapucea en el fango y el lenguado en los fondos arenosos, el coto se encarama sobre los bajo-fondos, la morena se place encima de las rocas, y la pértiga sobre los arenales, la ballesta en el agua poco profunda sobre un lecho de madréporas.
Aleccionado por los días de penuria, puso coto a los derroches de su mujer, cuyo carácter, por milagro sin duda de la Divina Providencia, para quien no hay imposibles, mejoró notablemente. Ovillitos enfermó de gravedad al descubrir que su tesoro se había convertido en pájaro y volado del encierro.
Siguiendo su acostumbrado procedimiento, Roque Simón insultó y prendió sin motivo alguno, en 8 de Octubre de 1636, á un panadero del Salvador, llamado Lope Gordillo; pero aquel atropello no le salió tan bien como todos, pues sabiéndolo el teniente mayor del Asistente, que tenía deseos de poner ya coto al escribano, hizo prender á Roque, llegando á tanto la osadía de amigos y compinches que la sala de alcaldes se llevó la causa.
Llegó en éstas á la barbarie, pues como no tenía nadie que le pusiese coto y en Madrid se le habían confirmado plenos poderes para ejercer como juez absoluto, se despachaba á su gusto de una manera brutal y cruel. Tal sucedió con una pobre mujer, que fué víctima de su señoría, y por un delito harto insignificante para la pena que sufrió.
Tal vez los indios de los Estados Unidos estén acorralados como en España solemos tener toros bravos en una dehesa ó jabalíes en un coto, mientras que los indios de las tierras que España y Portugal ocuparon, ya presiden las Repúblicas como jefes supremos, ya brillan como oradores en las asambleas legislativas, ya mandan ejércitos, ya recorren como diplomáticos las cortes de Europa, ya ganan fama y aplausos escribiendo en la lengua del pueblo que los conquistó elegantes é inspiradas poesías é interesantes libros en prosa, cuyo valer y mérito somos los primeros en reconocer nosotros los españoles, no escatimándoles la alabanza, sino complaciéndonos en darla, acaso y á veces más allá de lo justo.
Tales ideas morales desarrollaron en los siglos 13, 14 y 15 los movimientos crónicos de los Flagelantes a cuyas salvajes auto-torturas públicas no pudieron poner coto ni la Iglesia ni el Estado mientras duró la manía".
Era un hidalguillo de poco más ó menos, atendida su fortuna, que consistía en una posesión enclavada en Meco, dos casas en Alcobendas y un coto en la Puebla de Montalbán; también disfrutaba de unos censos en el mismo lugar y de unos dinerillos dados á rédito. A esto habían venido los estados de los Cantarranas, ducado cuyo origen es de los mas empingorotados.
¿Ha caído enfermo alguno de la familia? preguntó Stein asustado. No respondió Momo ; es Usía que le dicen su Esencia, que estaba cazando en el coto jabalíes y venados, con sus amigos, y, al saltar un barranco, resbaló el caballo y los dos cayeron en él. El caballo reventó y la Esencia se ha quebrado cuantos huesos tiene su cuerpo.
Dirígese en seguida al Dr. Gregorio López Madera, consejero de Castilla y protector del teatro, rogándole con vehemencia que ponga coto á este desorden: «V. m., pues, pondrá remedio, por buen principio de su protección, á este abuso...» Así se comprende la desconfianza con que debemos mirar las ediciones de comedias españolas, que no hayan sido hechas por sus autores.
Se había fundado su miedo en que reconoció que la luz salía de la casita del viejo guarda del coto, el cual había muerto la víspera de la salida de don Paco de Villalegre, y era muy poco probable que don Andrés hubiese nombrado en seguida a otro guarda para donde apenas había cosa que guardar.
Palabra del Dia
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