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Actualizado: 12 de junio de 2025
Al lado de Bringas no había gozado ella ni comodidades, ni representación, ni placeres, ni grandeza, ni lujo, nada de lo que le correspondía por derecho de su hermosura y de su ser genuinamente aristocrático; pero en cambio, ¡qué sosiego y qué dulce correr de los días, sin ahogos ni trampas, ni acreedores!
Acordaos tan sólo de que no debemos tirarnos nunca a fondo; porque el duelo se ha hecho para corregir a los necios, mas no para destruirlos. La elección de armas correspondía en buen derecho al excelente Ayvaz; pero el notario y sus testigos pusieron mala cara al enterarse de que había escogido el sable.
Una gran araña flamante, de vientre redondeado y delgadas patas, se agarraba implacablemente al centro del techo sin respeto alguno para la asamblea de los dioses. Dos aparadores esculpidos por Knecht brillaban a la luz con su profusión de cristal, loza y plata. El servicio de mesa correspondía a tanta suntuosidad; los platos eran chinos, las botellas de Bohemia y los vasos de Venecia.
Rita, siempre animada y provocadora, lo era mucho con su primo, y no poco con los demás, pues don Pedro advirtió que a las miradas y requiebros de sus admiradores correspondía con ojeadas vivas y flecheras.
Era la Virgen de los barrios en que había nacido, y además su pobre padre no dejaba ningún año de ir en la procesión vestido de «armado». Era un honor que le correspondía a la familia, y a no ser él quien era, se calaría el casco y empuñaría la lanza, yendo de legionario romano, como habían ido muchos Gallardos que estaban pudriendo tierra.
Ella le correspondía con sentimientos de admiración, de una pureza intachable, porque Pez se agigantaba más cada día a sus ojos, como tipo del personaje oficial, del alto empleado, fastuoso y cortesano. En la mente de la Pipaón, ningún ideal de hombre podía ser completo sin estar bañado en la dorada atmósfera de una nómina.
Los hubiera visto un momento antes de que usted llegara. ¡Con qué pasión dolorosa se besaron, obligados por mí! Sacudido por estas últimas palabras, Muñoz se adelantó, sin responder a Laura, y tocó el hombro de Adriana. Pero su gesto autoritario no correspondía al verdadero estado de su espíritu.
Cuando el templo desapareció; cuando fue arrasado el suelo, y andando los años se edificó una casa en el sagrado solar, Estupiñá no se dio a partido. No era de estos caracteres acomodaticios que reconocen los hechos consumados. Para él la iglesia estaba siempre allí, y toda vez que mi hombre pasaba por el punto exacto que correspondía al lugar de la puerta, se persignaba y se quitaba el sombrero.
El largo descanso en el café le permitió recorrer como una exhalación la distancia entre el Rastro y la calle de la Cabeza, donde vivía la señorita Obdulia, a quien deseaba visitar y socorrer antes de irse a casa, pues era indudable que a la niña correspondía la mitad, perra más o menos, de uno de los duros de D. Carlos.
Las vecinas de los inmediatos huertos protestaban. Estaba matando a la chica; cada vez tosía más. Pero el viejo contestaba siempre lo mismo. Había que trabajar mucho; el amo no atendía razones en San Juan y en Navidad, cuando correspondía entregarle las pagas del arrendamiento.
Palabra del Dia
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