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Actualizado: 6 de noviembre de 2025


Todas tenian cabelleras abundantes de un rubio color de oro, atadas por fuera de las cofias formando enormes roscas, ó pendientes sobre las espaldas en espesas trenzas con grandes lazos de cintas negras. Si el mayor número de las paisanas no llevaban en la cabeza sino sus grandes cofias negras con anchos encajes de punto, muchas tenian coronas de enormes rosas artificiales.

Don José consideraba como su obra maestra un robo que hizo en una iglesia de un pueblo de América, de la que se llevó una custodia, varios cálices y coronas. Después de verificar esta bella sustracción con una maravillosa habilidad, don José llamó en casa del juez, denunció el hecho, dió una pista falsa y se fué del pueblo sin que nadie le molestara.

14 Y Helem, y Tobías, y Jedaías, y Hen, hijo de Sofonías, tendrán coronas por memorial en el Templo del SE

Al tiempo que las dos Coronas de Castilla y Portugal procuraban dilatar su imperio en estas Indias Occidentales, Alejo García, alentadísimo portugués, deseoso de servir al rey D. Juan el II, su amo, con las conquistas de nuevas provincias, tomando en el Brasil tres compañeros de su mismo ánimo y valor, después de haber caminado por tierra trescientas leguas hasta llegar á las costas del Paraguay, alistó por soldados dos mil indios: y habiendo caminado con ellos otras quinientas leguas por aquel río, aportó á los confines del imperio del Inga, donde, habiendo recogido mucho oro y plata, se volvió al Brasil; pero los bárbaros le quitaron á traición la vida.

Niños y mujeres del pueblo pasaban también, cargados de coronas fúnebres baratas, de cirios flacos y otros adornos de sepultura. De vez en cuando un lacayo de librea, un mozo de cordel atravesaban la plaza abrumados por el peso de colosal corona de siemprevivas, de blandones como columnas, y catafalcos portátiles.

Pero sus ojos se fijaban tenazmente en unas tumbas sin coronas ni banderas, simples cruces con una tablilla de breve inscripción. Eran sepulturas alemanas, que parecían formar página aparte en el libro de la muerte. A un lado, en las innumerables tumbas francesas, inscripciones de poca cuantía, números simples: uno, dos, tres muertos.

De América las lágrimas Bañando los cabellos De los gigantes mártires, Cual nítidos destellos, Una corona bélica A sus virtudes cívicas Y á su valor serán. En las eternas páginas Del libro de los hombres, Como inmortal espíritu Revivirán sus nombres, Y las coronas pálidas De las edades áridas De gloria teñirán.

Y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos. 7 Y el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras eran como caras de hombres.

Hubiera necesitado Manolito que el brillo del diamante brasileño y el de todos los de las coronas reales europeas, el de los mares y el de los astros viniera a refugiarse a ellas para quedar enteramente satisfecho.

Acerca del tiempo que duraba el noviciado tenemos alguna duda. Aplicando Yepes este pasage á los usos prescritos para los novicios ó conversos, que es todo uno, concluye que las coronas se hacian al profesar, esto es, al terminarse el noviciado.

Palabra del Dia

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