Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de mayo de 2025


¿Sería, en efecto, este hombre, que bajo el pobrísimo hábito de religioso encubría sus malos actos, responsable de la muerte del desgraciado Blair y de la misteriosa desaparición de ese pequeño y extraño objeto, que era su más preciado tesoro? No por qué, tenía el convencimiento de que esta sospecha era una realidad.

Antes de pasar, expuestas ya las dos observaciones anteriores, al examen sumario de los dramas de Calderón, declararemos, movidos por nuestro convencimiento más íntimo, que, al echar una ojeada general en el mundo maravilloso de poesía, encerrado en sus obras, desaparecen esas debilidades escasas del autor, que la crítica no debe callar, desvaneciéndolas la grandeza del talento poético, que predomina en sus creaciones, y no dejando en nuestra alma otro sentimiento que el de la gratitud y la admiración hacia ese maestro casi divino, por los innumerables placeres que nos ha proporcionado.

El árbol de su existencia estaba todavía repleto de savia: aún le quedaban muchas primaveras de hojas, muchos estíos de frutos. Más tarde, tal vez; cuando fuese leña seca... Lo único positivo é inmediato que sacó de esta resurrección fué el convencimiento de su ignorancia y del vacío de su existencia. En el mundo había algo más que saber idiomas y el manejo de las armas y los caballos.

El clamor público obligó, por último, al rey de España a darle un sucesor, retirándose el Duque murmurando de la debilidad de un soberano que no le dejaba concluir la gloriosa obra a que había dado principio. Y aunque le seguían las maldiciones del pueblo, no obstante conservaba en su tranquila conciencia la satisfacción interior y el convencimiento íntimo del bien que había realizado.

Luego, andando de puntillas, se alejó de junto a la puerta, y a los pocos días, con fingida tranquilidad, dijo que las circunstancias habían variado y que la separación no era precisa. Nunca supo quién era su verdadero hijo, pero adquirió el convencimiento de que ambos adoraban en ella. En un mismo culto la confundían el que llevó en las entrañas y el que formó con la bondad de su alma.

Adquirió el convencimiento de que aquél la tomaba como instrumento para hacer padecer un poco a su ama y tenerla más atenta y sumisa. Tal convicción la empujó de nuevo hacia D. Narciso, a quien hacía tiempo había abandonado; pero éste, que nunca le había profesado gran afición, como a Obdulia, la rechazó sin miramientos. Si embargo, la ex-joven seguía luchando bravamente con D.ª Filomena.

Lo mejor me pareció salir a la calle y hacer la visita al canónigo. Según iba caminando hacia su casa, situada en la calle de la Mar, cerca de la catedral, me confirmaba más en la intriga proyectada, una vez adquirido el convencimiento de que la hermana no me rechazaría.

Animábase mucho, porque cuando se alzaba un poquito la venda, contraviniendo las órdenes del médico, percibía la luz, aunque con impresión turbada y dolorosa. Como quiera que fuese, tenía el convencimiento de que el órgano no estaba perdido y de que más tarde o temprano recobraría el uso de aquella función preciosísima.

De esta intensa sensación y convencimiento de ser el objeto de las miradas severas y escudriñadoras de todo el mundo, salió al fin la mujer de la letra escarlata al percibir, en las últimas filas de la multitud, una figura que irresistiblemente embargó sus pensamientos.

Posible era también que el convencimiento que necesariamente tendría de que para la enfermedad de su hijo no había humano remedio, le quitara, con la esperanza de conservarle, las fuerzas para sufrirle; pero, en este caso, ¿qué pensar de la calidad de aquel extraño sentimiento que se manifestó en la casa, haciendo a todos los moradores de ella siervos pacientísimos de la tiranía del presunto heredero de los títulos de su padre?

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando