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Actualizado: 19 de julio de 2025
Gutiérrez se prendó de Susana que por primera vez tomó el amor en serio, fue correspondido, y entraron en relaciones, procurando que permaneciesen ignoradas del tutor: únicamente cuando ella adquirió el convencimiento de que su novio era hombre que valía mucho como inteligencia y como carácter, le autorizó a que la pidiese en matrimonio.
Me escuchó con muchísimo interés, reflejándose en su expresiva fisonomía los diversos afectos que iban agitando su espíritu: la indignación, la duda, la tristeza, la esperanza. Cuando cesé de hablar, me dijo con acento de convencimiento que estaba segura de que su señorita no había hecho aquello por maldad o coquetería. Conocía muy bien a su señorita: era bondadosa, campechana, caritativa.
Llena, pues, de temores, aunque con tan pleno convencimiento de su derecho, que no le parecía desigual la lucha entre el público de una parte y una mujer solitaria de la otra, Ester se puso en marcha saliendo de su cabaña acompañada, como era de esperarse, de Perla.
Durante el viaje adquirió el convencimiento de que aquel hombre se le había entrado al corazón más de lo que acaso conviniera. Todo el camino fue pensando en lo distinto que era Juan de cuantos pretendientes tuvo. Echada en el fondo del vagón, sin dormir ni cambiar palabra con la doncella, se quedó como ensimismada.
Su alma rencorosa hubiera llegado a la aceptación de las nuevas ideas, no por convencimiento sino por venganza, porque estaba harto de clérigos, harto de absolutismo, harto de camarillas, harto de su hermano, y si viviera más, hubiéramos visto un liberalismo verdugo, como antes vimos una teocracia cazadora de hombres. El Rey empleaba largas horas escribiendo al Infante.
Engracia murió de pena algunos meses después; y Justa, mediante la cariñosa conformidad de Luis, su marido, se hizo cargo de las dos sobrinas huérfanas; doblemente impulsada, primero por cierta natural bondad, no incompatible con su dureza de carácter, y luego por el firme convencimiento de que las dos muchachas no podían decorosamente vivir solas.
Hay errores que merecen ser escusados, y en los que pueden incidir los espíritus mas rectos y juiciosos: tal nos parece el del Fiscal de Chile. Su convencimiento es completo: no solo creia en los Césares, sino que se esforzaba á que todos les creyesen. Con semejantes atestaciones, exclamaba en su entusiasmo, parece que ya no debe dudarse de la existencia de aquellas poblaciones.
Por mi parte, yo he adquirido el convencimiento de que todos los toros son igualmente mansos, y de que si en la plaza tratan, a veces, de matar a los toreros, es por la misma razón en virtud de la cual los toreros tratan también a veces de matar a los toros: para entretener al público. Días atrás estuve en una ganadería.
Al pasar por el primer piso vió en un cuarto muy lujoso, y extendido sobre un sofá, un uniforme de oficial carlista, con su boina y su espada. Tenía tal convencimiento Martín de que sólo a fuerza de audacia se salvaría, que se desnudó con rapidez, se puso el uniforme y la boina, luego se ciñó la espada, se echó el capote por encima y comenzó a bajar las escaleras, taconeando.
Le dije también que, aunque Suárez hubiera sido discreto, tenía el convencimiento firme de que tramaba algo contra nosotros y que pronto se había de ver el resultado. Convino conmigo en que era imposible que volviese a presentarme en su casa.
Palabra del Dia
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