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Actualizado: 10 de junio de 2025


Que por contratas de fletamentos de buques, como se ha establecido, pero en buques españoles, renovadas anualmente, se traiga á España todo el tabaco que se necesite para el consumo de la Península, pagándose con el importe de la recaudacion de ramos de hacienda remisibles á España y sobrantes anuales de las cajas de Manila, y haciendo desaparecer ese sistema ruinoso de libranzas.

En este lado las inscripciones decían: Agencia Campistrón. Contratas. Informes. Representaciones de todas clases. De 10 á 5. E.L.P., dijo Marenval; esto quiero decir: empujad la puerta. Así lo hicieron y al abrirse la puerta apareció ante su vista una pieza triste, empapelada con un papel ajado y dividida en dos mitades por una balaustrada de madera.

Comenzaron a llover contratas sobre el nuevo espada. En todas las plazas de la Península deseaban verle, con el incentivo de la curiosidad. Los periódicos profesionales popularizaban su retrato y su vida, desfigurando ésta con episodios novelescos. Ningún matador tenía tantas corridas como él. Iba a ganar mucho dinero.

Era la primera corrida de la temporada de primavera, y los entusiastas de Gallardo mostraban grandes esperanzas, haciendo memoria de las reseñas que habían leído en los periódicos narrando sus triunfos recientes en otras plazas de España. Era el torero que tenía más contratas.

Un certificado de los médicos bastaba para acreditar su inutilidad momentánea, y el apoderado se pondría de acuerdo con los empresarios de las plazas para resolver las contratas pendientes, enviando un matador de los que empiezan, el cual sustituiría a Gallardo por una modesta cantidad. Aún ganarían dinero con este arreglo.

Los golpes y las caricias de Raguet le eran tan indispensables como el aire. Prefería morir insultándolo martirizada por sus manos implacables, a obtener lejos de él éxitos y contratas... Felizmente vino a socorrerla una casualidad propicia.

Mil agentes bullían en Madrid, realizando, con maravillosos beneficios, esas combinaciones obscuras entre el Tesoro y los usureros, entre los servicios y las contratas, de que resultaban los únicos milagros del siglo XIX. Desde que le asaltaron estos pensamientos, Melchor ideaba todas las semanas un plan o arbitrio nuevo.

Había organizado sabiamente una reclame universal en torno de su joven compañera. La belleza de Leonora y su entusiasmo artístico conquistaban los públicos. Tenía contratas en los primeros teatros de Europa, y aunque la crítica encontrara defectos, el respeto a la hermosura se encargaba de olvidarlos, exaltando a la joven artista.

Y cuando llegan las nuevas contratas, los mercenarios ruiseñores levantan otra vez el vuelo, indiferentes, sin importarles dónde van; y de nuevo los trenes y los steamers los distribuyen por toda la tierra con sus ridiculeces y manías para recogerles meses después y devolverles a la Galería, su legítima casa, el escenario fijo en el cual han de arrastrar su vejez.

Llegan de Londres, de San Petersburgo, de Nueva York o de Melbourne en busca de nuevas contratas; han corrido el globo con la indiferencia del que tiene todo el mundo por casa; han pasado una semana en el tren o meses en el vapor, para volver a su rincón de la Galería, sin que el viaje les haya reformado, reanudando sus enredos, maledicencias y envidias, como si hubiesen salido de allí el día anterior.

Palabra del Dia

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