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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Diremos que tú has olvidado tus agravios y que yo he pedido el perdón de mis faltas. Yo habré dado todos los pasos y tú habrás tenido la grandeza de alma de perdonar. Considera que semejante concesión á tu amor propio merece alguna indulgencia y que yo la reclamo, no ficticiamente, sino con verdad. Todo lo que pido, es el derecho de amar á esos muchachos tanto como tú.
Una cosa existe; cesa de existir; hé aquí la sucesion. Siempre que se cuenta tiempo, hay sucesion; siempre que se cuenta sucesion, se considera un ser y un no ser. La percepcion de esta relacion, de este ser y no ser, es la idea del tiempo. Siempre que hay sucesion, hay alguna mudanza: y no cabe mudanza sin que algo sea de otra manera, y no es posible otra, sin que deje de ser la anterior.
Nadie deja de ser hombre, nadie pierde sus derechos á la civilización sólo por ser más ó menos inculto, y puesto que se le considera al filipino como ciudadano capaz cuando se le pide su contribución y su sangre para defender la patria, ¿por qué se le ha de negar esa capacidad cuando de concederle un derecho se trata?
Haber estado en esta casa, creo Que obligue tu valor a la venganza De caso tan atroz, inorme y feo, Que la nobleza de tu nombre alcanza. Si alguna vez amor algún deseo Trujo la posesión a tu esperanza, Y al tiempo de gozarla la perdieras, Considera, señor, lo que sintieras.
Ya que se trata de contribuir y de distribuir, y ya que la contribución es forzosa, bueno es apoderarse de ella para hacer la distribución luego, máxime si se considera que, según canta el refrán, quien parte y reparte se lleva la mejor parte. »Pero cuando se hunde bien la mirada en el centro de este negocio, concretándonos a un distrito electoral, créame usted, Sr.
La relacion de un objeto con un lugar, no le es necesaria, pues que no la encontramos en su nocion: es una cosa añadida, ya se la demos nosotros atribuyéndosela con mas ó menos fundamento, ya la tenga en realidad, ó comunicada por otro, ó en cuanto se le considera en relacion con otro.
A los dieciséis años era más que su derecho, era su deber, caballero. Sin duda, pero la gracia puede aliarse con la seriedad. Hasta los quince años se es una niña, de quince a treinta una joven. Y hasta una solterona... Es usted severa, señorita. Mi tío, que apenas se considera como un soltero maduro... Anda, sobrino, no te quedes corto. Dispensa...
Déjate de simplezas; reconoce que no tienes talento, como tenemos yo y del Laurel; y ocúpate de derecho y política, en los cuales no se necesita tanta inteligencia, o es, por lo menos, más fácil simularla. ¡Considera tu «Canto del Cisne» como el verdadero canto del cisne de tus ambiciones literarias!
No sé, chico, no sé contestó Martín pero hay gente que se considera como un cacharro viejo, que lo mismo puede servir de taza que de escupidera. Yo no, yo siento en mí, aquí dentro, algo duro y fuerte... no sé explicarme. A Bautista le extrañaba esta ambición obscura de Martín, porque él era claro y ordenado y sabía muy bien lo que quería.
En un drama de Antonio Enríquez Gómez, titulado Engañar para reinar, se desenvuelve la máxima de que, para la consecución del poder, son lícitas las intrigas y engaños más groseros, pareciendo deducirse la consecuencia peligrosa de que, para la satisfacción de las pasiones, no ya sólo del amor, sino también de los celos y de la venganza, todos los medios son buenos; pero en cuanto al amor, es preciso confesar que, por lo común, se considera como un afecto ferviente, no como un capricho frívolo.
Palabra del Dia
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