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Eso sería horrible; cometería usted un crimen. Mi tío llega ya al término de su vida, mientras que usted está aún al principio de la suya. Pocos conocimientos tengo yo en estos asuntos, pero creo que entre la suerte de ambos y entre los deberes respectivos de uno y otro, media una enorme distancia. Ya que usted no ha de amar, pero aun puede ser amado y ¡debe ser tan grato el verse amado!

En efecto, «Amado Francisco Delaberge, oficial de la Legión de Honor», como dice el anuario, es inspector general de montes. Salido de la escuela de Nancy a los veintidós años, ha ascendido rápida y merecidamente. No sólo posee vastísimos conocimientos en materia de selvicultura, sino que se mostró siempre como un notable administrador.

Parecía en efecto que, dado el desarrollo actual de la ciencia, quien tratase de enseñar mucho en su poema había de ser un delirante. Todavía Moratin, al dar consejos burlescos a un poeta ridículo, le dice que ponga en cifra en su epopeya todos los conocimientos humanos.

Esto no es mas que mostrar el origen de nuestros conocimientos, así de los que tienen por objeto lo material y corporeo, como los puros espíritus, por lo que conduce á la Lógica. La buena Metafísica añade á estas primitivas reflexîones algunas otras con que se ilustra mas este asunto.

Esta sola consideracion basta, para que se solicite por todos títulos que se desamparen dichos establecimientos, que por el tratado estan espresamente prohibidos á nuestros fronterizos: y supuesto esto, me detendré un poco en explicar mis ideas, fundadas en los conocimientos geográficos, que hacen ver que no puede el Rey oponerse á los progresos portugueses de dichas minas sino por los esfuerzos de esta provincia.

Cree este filósofo que dicho criterio consiste en haber hecho la verdad conocida; que nuestros conocimientos son completamente ciertos cuando se verifica dicha circunstancia; y que van perdiendo de su certeza á proporcion que el entendimiento pierde su carácter de causa con respecto á los objetos.

Junto a él estaba el llamado Teneyro, diputado también, cura de Algeciras, hombre con pretensiones y fama de gracioso, aunque más que a la agudeza de los conceptos, debía esta al ceceo con que hablaba; de cuerpo mezquino, de ideas estrafalarias, tan pronto demagogo furibundo, como absolutista rabioso; sin instrucción, sin principios ni más conocimientos que los del toque del órgano, cuyo arte medianamente poseía.

Veíanse combinados en esta conquista espiritual dos elementos de prosperidad: el hierro, que por vez primera se ponia en manos de los indígenas, y que llegó á ser la moneda corriente con que se ganaba á los hombres; y esa dulzura, esa paciencia con que se portaban los misioneros, á quienes sus variados conocimientos le permitian hacer al mismo tiempo, de médicos, de cirujanos y de enfermeros, curando indisposiciones y dolencias mortales como la disentería, etc.

Pero toda mi vida había consistido en años tranquilos de estudio severo y de meditación, consagrados á aumentar mis conocimientos, y también, fielmente, al progreso del bienestar del género humano. Ninguna vida había sido tan pacífica é inocente como la mía: pocas, tan ricas en beneficios conferidos. ¿No recuerdas lo que yo era?

Queda pues demostrado que la ciencia trascendental propiamente dicha, es para nosotros una quimera. Nuestros conocimientos sin embargo han de tener algun punto de apoyo: éste es el que vamos á buscar ahora. Para la mejor inteligencia de lo que me propongo examinar, recordaré el verdadero estado de la cuestion.