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A su alrededor gemían otros heridos, confundidos todos sobre el suelo, esperando que el señor Durand pudiese abandonar el martillo por el cuchillo. ¡Voto a tal! tengo sed continuó el maestro Zeli ; me siento débil; apenas si oigo hablar nuestros cañones; ¿es que están constipados?

De la misma manera que llegan hasta amarse las flaquezas del amigo, así también nos sucede, cuando estudiamos á fondo este poeta, que hasta sus cualidades más extrañas á nosotros llegan á sernos caras, y casi sentiríamos no encontrarlas en sus obras. La diversidad de elementos confundidos en las obras de Calderón, constituyen los caracteres distintivos de su personalidad.

Al lado de Linneo y Cuvier, se veía á Goethe y Cervántes, confundidos con espátulas y bisturís, lápices y pinceles, mezclándose en este conjunto los tarros de jabones arsenicales, con los tubos de colores. Lo artificial, juntamente con lo natural, las obras del hombre, con las obras de Dios. En la época á que me refiero, concluía el Sr.

De allí a poco rasgó los aires el pito de una locomotora que venía lejana, y confundidos con su penetrante silbido empezaron a escucharse cercanos los alegres cantares de los obreros que volvían de su ruda tarea. Era inútil rezar.

28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando apareciere, tengamos confianza, y no seamos confundidos de él en su venida. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que cualquiera que hace justicia, es nacido de él. 1 Mirad cuál caridad nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.

Y allá marchaban todos, afrontando la nostalgia del recuerdo o las necesidades del presente; revueltos, confundidos, igualados por la ilusión común... ¡Buenos Aires! ¡Qué magia poderosa la de este nombre, que hacía correr a los miserables, como ratones hambrientos, para ocultarse en las entrañas de los buques!... Se impacientó Maltrana ante la monotonía del desfile.

¡Por Santiago, adelante, joven pareja, y desapareced ante las miradas envidiosas entre esa nube de polvo dorado! Pero ya estamos a las puertas de Santa María. Todo son apreturas y gritos; gritos de dolor y de alegría confundidos; hombres, mujeres, viejos, niños, están allí inmóviles, esperando con angustia el momento de la corrida.

Al ir cayendo el sol se distinguían los coches a lo lejos por la móvil centella de sus faroles; pero confundidos ya colores y formas, cansábanse los ojos de Lucía en seguirlos, y con renovada melancolía se posaban en el mezquino y ético jardín. Ello es que nunca les faltó conversación. Los ojos de Lucía no eran menos incansables en preguntar que solícita en responder la lengua de Sardiola.

El gran pórtico del Mediodía, que es el que vemos, está coronado por hermosos frontones triangulares, y adornado de un bajo relieve de 35 á 40 metros de anchura, sobre 7 ú 8 de altura, en el cual se ve á Santa Magdalena echada á los piés del Salvador, teniendo á su derecha la fe, la esperanza y la caridad, y á su izquierda, casi revueltos y confundidos, los siete pecados capitales.

»Habiendo deseado recoger todas las comedias de V. md., más para crédito de mi buena elección, que para vanidad de mi inteligencia, he hallado tan confundidos sus títulos y tan menoscabado su número, que me he resuelto á recurrir á V. md., para que pasando de oráculo de los ingenios en común oráculo de su ingenio, en particular me declare estas dudas, pues no puede haberla en que será más digno empleo de su numen el desagraviarse de los descuidos propios ó de las equivocaciones ajenas, que el haber por tan dilatado curso de años sido objeto de los aplausos ajenos con los cuidados propios, cuanto va de ser V. md. quien se califique, á ser los demás los que le veneren.