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Actualizado: 3 de julio de 2025
Esta especie de condena sumió al pobre notario en profunda consternación, que le hizo recorrer la estancia a grandes pasos, mesándose los cabellos de su hermosa y rubia cabellera como un loco.
Vuestra sociedad excusa, glorifica esta debilidad, este egoísmo. Al amante que para evitarse a sí mismo un dolor, para asegurarse la posesión del placer mata a su rival, se le perdona; se va hasta juzgar hermoso, grande, admirable ese amor ciego y leal. En cambio, se condena el amor que a nosotros nos guía, nuestro sacrificio consciente, la obra de salvación a que nos dedicamos.
Pero el noble bretón, reflexivo, tranquilo y tenaz, desde el momento en que cerró su convenio con Marenval no tuvo más que un pensamiento: conseguir lo que se habían propuesto. Desde el día siguiente se puso en campaña. Hacía dos años que tenía casi olvidado á Sorege, pues su intimidad con él cesó naturalmente en cuanto la condena de Freneuse hizo desaparecer el lazo que les unía.
Y si a Cristóbal de Castro, autor de Rusia por dentro, le han nombrado gobernador de Ávila, ha sido cuando ya no le cabía a nadie la menor duda de que ni Cristóbal de Castro había llegado nunca a Rusia ni sabía una palabra de ruso. Ignoro en qué artículo de nuestro Código penal se condena la ciudadanía rusa, y por eso no le doy el número al Sr. Weissbein.
Esta idea de la bondad de la muchedumbre y de la desventura a que la condena un solo malvado que sobre ella impera o prevalece, es idea menos misantrópica que la de suponer que todos, o casi todos, somos perversos; pero es idea no menos falsa y muchísimo mas vulgarizada.
Todas las cosas a la verdad son limpias; mas malo es al hombre que come con escándalo. 22 Tú tienes fe; tenla contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba. 1 Así que, los que somos más firmes, debemos sobrellevar las flaquezas de los flacos, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en bien, para edificación.
Los vetustenses no se fían de aquellos halagos de luz y calor y se abrigan y buscan su manera peculiar de pasar la vida a nado durante la estación odiosa que se prolonga hasta fines de Abril próximamente. Son anfibios que se preparan a vivir debajo del agua la temporada que su destino les condena a este elemento.
En El animal de Hungría, un Rey de este país condena á muerte á su inocente esposa y se casa con la cuñada; pero la que se creía muerta vive, se cubre con pieles de fiera y pasa por tal, rondando las selvas próximas al castillo y robando los hijos que el Rey engendra en su hermana. Parecidos son El hijo de los leones, Los pleitos de Inglaterra, etc. La fuerza lastimosa. Don Lope de Cardona.
Ya ves, sin embargo, lo que me cuesta y a lo que nos expone ese instante de debilidad: el reposo de mi hijo y el de Blanca comprometidos acaso para siempre. ¡Pobre niña!... A ella es sobre todo a quien compadezco; la vida le resultará muy difícil. El mundo condena implacablemente en los hijos las faltas de los padres. Es injusto, pero es así.
Palabra del Dia
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