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Actualizado: 8 de junio de 2025


4 que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honestidad; 5 no con afecto de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios: 6 que ninguno oprima, ni calumnie en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado. 7 Porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

Sintió una emoción de legítimo contento de mismo ante la conciencia clara, evidente, de que en el fondo de todos sus errores, y dominándolos casi siempre, había estado latente, pero real, vigoroso, aquel anhelo del hijo, aquel amor sin mezcla de concupiscencia.

En el fondo de su alma, Pecado anhelaba ser también sanguijuela y chupar lo que pudiera, dejando al pueblo en los puros huesos; se desvivía por satisfacer todos los apetitos de la concupiscencia humana y por tener mucho dinero, viniera de donde viniese. En esto se distinguía radicalmente de su maestro, amantísimo del trabajo.

Yo bien que los libros son la expresión de la sociedad, y que la sociedad sólo a medias es discípula de los libros; pero ¿quién negará que cada uno de ellos es leña echada en el fuego de la concupiscencia, incentivo del general descreimiento, piedra en que tropiezan las voluntades mal inclinadas, ocasión nueva de desaliento para las voluntades marchitas?

8 Entonces el pecado, cuando hubo ocasión, obró en por el mandamiento toda concupiscencia. Porque sin la ley el pecado estaba como adormecido. 9 Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo; mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, a me es hecho muerte?

Os he escrito a vosotros, jóvenes, que sois fuertes, y que la palabra de Dios mora en vosotros, y que habéis vencido al maligno. 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo; si alguno ama al mundo, la caridad del Padre no está en él. 17 Y el mundo pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.

Y apesar del hambre y del dolor físico, esos séres que se amontonan allí sobre esa paja enmohecida por la humedad, buscan frecuentemente los deleites asquerosos de la concupiscencia!

Estas sabias apreciaciones duraban poco, y luego volvía D. José a la monotonía de sus lamentos pastoriles. Durante varios días repitió las mismas cosas... La había visto un momento... Estaba desmejorada y triste... Riquín tampoco era feliz... En mayo añadió a tan enfadosos temas uno que era más agradable a la concupiscencia de Mariano.

En la amargara del desengaño había podido, , censurarse y declararse vil, afirmando que se había unido con el Príncipe Alejo, no por cumplir un noble propósito, animada de un sentimiento purísimo, sino sencillamente por satisfacer su propia concupiscencia, y hasta debía decirse que ese su propio fallo era atenuado.

Según yo iba leyendo los borradores del Aligator, no pude menos de recordar al excelente don Amaranto de Fraile. ¡Qué unidos y qué opuestos los dos personajes! Estaban en la relación de los dos polos de un eje. Uno era el autodidacto; otro, el dogmático. Los dos estaban aquejados de libido sciendi, concupiscencia de saber, lujuria científica.

Palabra del Dia

lanterna

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