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Mas de repente, cuando esta voz tomaba cuerpo y comenzaba a excitar en los ánimos el terror que infunde todo poder oculto y la indignación que inspira toda cobarde añazaga, levantóse otra voz contraria, que nadie supo nunca de dónde salía ni quién la atizaba, y que se extendió, sin embargo, por todas partes, con grandes visos de certeza, a la manera que esparce un pozo subterráneo por todos lados sus húmedas filtraciones... Díjose que en el fondo de todo aquello había tan sólo una intriga galante, que existía en el Juzgado un billetito concediendo una cita y que obraba también en poder del juez una prenda acusadora, perteneciente a la promovedora del crimen: una talma de pieles de castor, marcada por la parte de dentro con una etiqueta negra, en que con letras rojas decía: Worth.

Un gran cuadro de talla dorada, adornado con la cabeza de San Pedro, y los escudos pontificales, contenía el diploma más glorioso de la casa, el Breve concediendo la bendición papal en la hora de la muerte a todos los Dupont, hasta la cuarta generación.

Se recibió en esta ciudad carta de D. Enrique IV dada en Simancas á 25 de Febrero concediendo el oficio de Almirante mayor de la mar á D. Alfonso Enriquez.

El autor asegura que no sabe cuáles son esas comedias, que se consideran como escuela de inmoralidad y corrupción, no siendo fácil que se representaran, y aun suponiendo, y no concediendo, que se lo propusieran.

Sobre este último punto no pudo menos de decir doña Luz: Aun concediendo, que ya es harto conceder, que la política sea como V. la entiende, todavía me pasmo, Sr. D. Acisclo, de que, en virtud de los razonamientos de su sobrino de V., haya venido V. a sacar como consecuencia la resolución de ser político y de derrotar a D. Paco, poniéndose en lugar suyo.

Aun concediendo que la epopeya indicada se asemeja algo á la poesía popular, como sucede, por ejemplo, con las estrofas en que el poeta se dirige á sus auditores, más sólidos fundamentos nos inclinan á considerarla como parto de la poesía artística. Trazas innegables de ello llevan la lengua, á pesar de su rudeza, y el ritmo, no obstante su monotonía.

No hay que negarlo; los mercaderes están aposentados en el templo del arte, y el público se hace su primer cómplice concediendo decidida proteccion á todo lo malo y escatimándola á todo lo bueno: lo que vive cuando todo conspira á su muerte, tendrá desgracia sin duda, pero no puede decirse con fundamento que carece de vitalidad.

Fue esto en la época que aún tenía dinero. ¿Pero de qué podía servirle aquella tierra en una isla apartada a la que no volvería nunca?... Y en una genialidad de gran señor bondadoso, la cedió a Pep a bajo precio, capitalizándola con arreglo al arrendamiento tradicional y concediendo amplios plazos para el pago; cantidades que, al sobrevenir después épocas de apuro, habían representado muchas veces para él una alegría inesperada.