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En efecto, los Berneses han comprendido la lógica de los deberes sociales, reconociendo que, si el interes de la instruccion primaria es altamente político y social, desde el momento en que la sociedad interviene en la materia, concediendo la enseñanza popular gratúita, es inevitable hacer obligatoria la instruccion, como lo son el servicio militar de todos los ciudadanos, el pago de las contribuciones, etc.

Si trabas tuvo el comercio chino y sus productos con las naos de Acapulco, no las tuvo menos con la célebre Compañía de Filipinas, creada por real cédula de 6 de Mayo de 1781, en cuya compañía tomó el rey la octava parte de acciones; concediendo á la expresada compañía entre otros monopolios, el exclusivo de hacer el comercio entre las islas y la Península, el que duró hasta la real cédula de 6 de Setiembre de 1834.

Pues bien, si esta realidad es posible, en ella puede haber mudanzas; y no se conciben mudanzas sin sucesion, ni sucesion sin tiempo. Esto es verdad, y lo tengo demostrado en el capítulo anterior; pero concediendo esta prioridad, nada se sigue en pro del sistema de Kant.

La obra va dedicada a la Santidad del Papa Urbano VIII, el cual correspondió concediendo al poeta el título de doctor en Teología en el Collegium Sapientiae y la cruz de la Orden de San Juan, con lo cual Lope pudo poner el "frey" delante de su nombre.

El gobierno le acogió benévolamente, aprobó todos sus actos, y como prueba de su cabal conviccion y confianza, le encargó tomar á Bogotá, lo que realizó el 12 de Diciembre, concediendo á los vencidos una capitulacion honrosa.

Halló a su yerno menos recalcitrante de lo que ella esperaba; a él mismo no le disgustaba el no afrontar la presencia de su mujer tan en seguida concediendo que tal vez por simples sospechas había procedido con demasiada ligereza e ido demasiado lejos.

Los obispos y los curas, como delegados del reino de los cielos para dirigir las almas, atar y desatar desde aquí para allá, para absolver y condenar, exigir contribuciones y consumirlas, administrar la gracia y la ira divinas, imponiendo penitencias y excomuniones o concediendo indulgencias; el príncipe y sus lugartenientes y delegados para las mismas funciones en lo concerniente a los asuntos de la tierra.

Sin embargo vinieron cartas del rey pidiendo nuevos donativos para poder resistir la fiera invasion del príncipe de Condé en Cataluña; pero nada pudo dar el cabildo. Hubo en Madrid congregacion de las iglesias del reino con motivo del breve de Inocencio X concediendo á Felipe IV la gracia de exigir de ellas hasta 800000 ducados para los grandes apuros de su reino. Esta gracia se redujo á 500000.

Comenzó primero en el reinado de Felipe IV. Verdad es que este monarca ilustrado, no sólo realzó sobremanera el aparato escénico en su palacio de El Buen Retiro, introduciendo lujo y magnificencia nunca vistos, sino que estimuló y protegió el arte en general, concediendo á los poetas más eminentes medios de vivir con descanso entregados á sus tareas, ganando no poca gloria por los bienes que dispensó á la literatura dramática, y por fomentar sus patrióticos intereses.

Le hacía saber los sucesos más importantes de Barcelona y del mundo entero; comentaban juntos los futuros destinos de Esteban; oía él con arrobamiento su voz dulce, concediendo gran importancia á los detalles de economía doméstica ó á las descripciones de fiestas religiosas, sólo porque era ella la que hacía tales relatos. Muchas veces quedaban en largo mutismo.