Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de mayo de 2025
Pasé todo el día inquieto y nervioso escuchando el toque de la campanilla fúnebre por todas partes. A la verdad, no puedo decidir si la campanilla sonaba realmente, o eran mis oídos los que la hacían sonar. Compré cuantos papeles se vendían por las calles referentes al reo, y los devoré con ansia.
Partí como una exhalación á la taberna, compré un pan y un buen pedazo de queso, y subí dando brincos y trepando como un corzo al sitio donde estaba.
Y tú, belitre, continuó dirigiéndose al reo, ¿qué gracia es esa que pides? Tengo en la bota del pie izquierdo un trocito de madera envuelto en lienzo. Perteneció un tiempo á la barca en que iba el bendito San Pablo cuando las olas lo arrojaron á la isla de Melita. Lo compré por tres doblas á un marinero que venía de Levante.
Una Silvia venia A donde yo me embarqué, Y segun que yo miré, No en tanto alli se tenia. Esa es: yo la compré. Si es esa, yo sé decir Que es hermosa sin mentir, Y que no es tan cruda, altiva, Que su condicion esquiva A ninguno haga morir. Traela á casa, señor, luego, Y ten las riendas al miedo, Y tu verás si yo puedo, Como á mis manos y ruego Amaine el casto denuedo.
¿Nos veremos en la calle? dijo el bufón . Venid, que el tiempo urge, y vos, compadre, dejadnos por Jesús Nazareno, y vamos, y no se hable más, que en decir y replicar llevamos una hora. Conque hasta después; muchas expresiones al señor Cornejo, señora María, y al señor escudero que se compre un peine fuerte; hasta más ver... ¡Gracias á Dios que estamos en la calle!
Por lo que respecta al joven del vestido bonito, que lo es, realmente ahora, y debe costar a lo menos de dos y medio a tres pesos no contando para nada aquel manto de droguete encarnado, del cual conozco el precio, pues compré de él una vez para mi cuarto; en cuanto a este joven, Melisa, no es mal chico, y si bien bebe de vez en cuando, creo que la gente no debiera aprovecharlo para criticarlo tan acerbamente y echarlo en el lodo, ¿verdad?
En la plaza de San Juan de Dios compré algunas golosinas, más que por el gusto de comerlas, por la satisfacción de presentarme regenerado ante las vendedoras, a quienes me dirigí como antiguo amigo, reconociendo a algunas como favorecedoras en mi anterior miseria, y a otras como víctimas, aún no aplacadas, de mi inocente afición al merodeo.
Yo mataré a mi hombre. Y pronto. Venga esa mano. Ahí va. Ahora bajemos dijo lord Gray en el apogeo de su delirio. ¿A dónde? Al mundo. El mundo se ha hecho pedazos, no existe dije yo. Lo compondremos. Una vez se me rompió en mil pedazos un vaso etrusco que compré en Nápoles. Yo recogí los trozos uno a uno y los pegué perfectamente... ¡Oh, amada mía! ¿Dónde estás que no te veo?
Pasé todo el día inquieto y nervioso, escuchando el toque de la campanilla fúnebre por todas partes. A la verdad, no puedo decidir si la campanilla sonaba realmente, o eran mis oídos los que la hacían sonar. Compré cuantos papeles se vendían por las calles referentes al reo, y los devoré con ansia.
Lo que es en este viaje no habrá temor de escorbuto ó tifus; porque con el cirujano de abordo, y este otro médico, nuestro único peligro serán las píldoras ó las drogas que nos administren, pues tengo en el buque una buena provisión de medicinas que compré á un buque español. ¿Qué está Vd. diciendo? preguntó Ester con mayor alarma de la que quisiera haber mostrado. ¿Tiene Vd. otro pasajero?
Palabra del Dia
Otros Mirando