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Algunos sillones de espaldar ovalado, y un antiguo canapé de delgadas patas, completaban la decoración de esta pieza, en que todo acusaba una rígida limpieza, y en que se respiraba un olor concentrado á lirio, rapé de España, y vagos aromas.

Elevaba los brazos, profiriendo súplicas, voces de mando y maldiciones, todo mezclado. Las mestizas anexas al boliche, que completaban la venta del alcohol con el ofrecimiento de sus gracias, salieron también, asustadas y dando gritos, para huir hacia los extremos de la calle.

Cierto es que si me hubieran asesinado aquel día en las calles de Estrelsau, el bueno de Sarto se hubiera visto en apurado trance. No estará de más decir aquí que yo llevaba puesto un uniforme blanco y cruzada al pecho la ancha banda de la rosa; el casco era de plata con adornos de oro, y las altas botas de montar completaban mi atavío.

Esposas, látigos, calaveras, rosarios y cirios completaban el adorno; abajo ardía una hoguera en torno a un poste con argolla y figuraba una caperuza como un embudo adornada de serpientes, sapos y cabezas cornudas.

Completaban la caravana treinta poderosas mulas, alquiladas a dos ricos banianes en quienes Narada fiaba mucho y que se habían comprometido a ir a donde se les mandase, cuidando y guiando las mulas con el auxilio de cinco hábiles naires.

Completaban su tocado el lindo adorno que ella inventó y al que dio su nombre de guerra, llamándole La Caramba, y una mantilla blanca de preciosa y ligera blonda de Almagro. De repente se obscureció el cielo; se levantó terrible tempestad; el aire silbaba y formaba remolinos; deslumbraban los relámpagos, y los truenos espantosos ensordecían y aterraban.

Una mesa de tocador, tres sillas de viejo nogal, pesadas y lustrosas, un cojincillo erizado de agujas y alfileres, banqueta y cama de caoba de muy voluminosa arquitectura, cubierta con manta palentina, completaban el ajuar.

Acerca de los inconvenientes prácticos del sistema parlamentario estaban muy de acuerdo la yegua y la borrica que, con un caballo recio y joven nuevamente adquirido por el mayordomo para su uso privado, completaban las caballerizas de los Pazos de Ulloa. ¡Buenas cosas pensaban ellos de las elecciones allá en su mente asnal y rocinesca, mientras jadeaban exánimes de tanto trotar, y humeaba todo su pobre cuerpo bañado en sudor!

Completaban la pandilla la señora de un Montero de Espinosa, las de dos jefes de oficio, la de un oficial de la Secretaría Particular, la del director de las Reales Mesas, la del jefe del Guardarropa del Rey.

Completaban el adorno de los muros unos cuantos grabados ingleses, un retrato de Olózaga, en litografía, con dedicatoria autógrafa, y un título de coronel honorario de la Milicia Nacional del 54, encerrado en rica moldura y expedido a favor del padre de Paz. De pronto entró don Luis. Me gusta la puntualidad. Venga usted conmigo, y verá Vd. si hay aquí para rato.