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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Ya lo había soltado. El pobre muchacho sentía la comezón de revelar su nombre, de decir quién era, de hacer sonar aquel apellido famoso en el distrito, para que su personalidad adquiriera realce ante la desconocida. Influida ella por el ejemplo, tal vez dijese quién era.
Aislado en su bodega, obligado al silencio por los largos encierros en la cámara oscura, sentía la comezón de hablar cuando se presentaba alguno del escritorio, especialmente Montenegro, que, lo mismo que él, podía tenerse por hijo de la casa. ¿Y tu padre? preguntó a Fermín. Siempre en la viña, ¿eh?... Allí se está mejor que en esta cueva húmeda. De seguro que vivirá más años que yo.
En cambio, Feliciana y Olmedo iban con más frecuencia, llevando ella una amiguita que acababa de salir de San Juan de Dios. En las últimas semanas del 74, Rubín volvió a sentir comezón de lecturas.
Y sentía comezón de hablar y ansias de llorar. ¿Por qué no abría el pecho al amigo del alma, al verdadero, al único? No se lo abrió. «No era tiempo». Para perseguir un bando de peguetas que volaba de prado en prado, siempre alerta, se separaron.
Los esperimentadores no mencionan mas que un forúnculo en la nalga derecha, y una erupcion miliar, blanquecina, seguida de descamacion, en la pierna izquierda, y que produce una comezon que obliga á rascarse. Hemos indicado los síntomas de la esfera vegetativa, no porque los creamos de gran valor en sí mismos, sino para confirmar su naturaleza asténica.
Le advierto a usted, reverendo cortó Belarmino, cosquilleado por una comezón de simpatía hacia el ciclópeo dominico , que no entienden mis discursos, pero causo entusiasmo por el peso llamativo. Lo cual significaba por el fuego del sentimiento. Justamente por eso me lo explico. Y voy ahora directamente a mi propósito.
Helósele de repente en las venas la sangre al cocinero mayor. Y tal comezón le dió en saber lo que le hubiera sido mejor ignorar, de tal modo le impulsaron su terror y su conciencia, que sin encomendarse á Dios ni al diablo, se acercó á las dos viejas y las dijo: Perdonen voacedes, pero he oído no sé qué de una muerte que me ha trastornado.
Al hallarse de nuevo, sin testigos, don Felipe sacó de la faltriquera un viejo rosario y, besando la cruz repetidas veces, púsose a sollozar como una mujer. El lectoral pasó toda la noche con la pupila abierta en la obscuridad, como un búho. Imposible dormir, y en todo su cuerpo una comezón inusitada. No era la conocida mordedura de las bestezuelas habituales. No.
¡Oh infernal comezón de vilipendiar este país que adelanta y progresa de algunos años a esta parte más rápidamente que adelantaron esos países modelos para llegar al punto de ventaja en que se han puesto!
Departiendo despues amigablemente sobre el carácter de esta maravillosa ciudad, hemos convenido en que no extrañariamos que el mejor dia se levantara aquí un edificio suntuoso, con el título de PALACIO DEL MERCADO. Tal es la comezon que tienen los franceses por relucir, que no nos causaria sorpresa ciertamente que dieran un palacio á los conejos y á las perdices; á la manteca y á los huevos; á las coles, á las patatas y á los rábanos.
Palabra del Dia
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