Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de julio de 2025


Se sentó atrás, junto al estribo, para que todos pudieran contemplarle, y sonrió, contestando con movimientos de cabeza a los gritos de algunas mujeres desarrapadas y al corto aplauso que iniciaron los chicuelos vendedores de periódicos. El carruaje arrancó con todo el ímpetu de las valientes mulas, llenando la calle de alegre cascabeleo.

Veíanse por los intersticios de las lonas gentes tendidas sobre el vientre, dormitando con la cabeza entre los brazos; mujeres que recosían ropas viejas, chicuelos persiguiéndose. Sonaba a lo lejos una gaita con dulce sordina, semejante a un lamento pastoril que lagrimease la melancolía de su destierro lejos de las praderas verdes. Hagamos una visita a nuestros amigos «los latinos».

En efecto, los pastores se ponían de acuerdo con los muchachos para cantar sus villancicos, y preludiaban en sus instrumentos. Uno de los chicuelos cantaba un verso, y después los pastores y los demás muchachos lo repetían acompañados de la zampoña, de la guitarra montañesa y de los panderos.

¡Lo que me ha costado adecentarlos y educarlos! gemía Toledo . Y ahora parece que los van á llamar de Italia para que sean soldados... ¡Más hombres á la guerra! ¡Hasta estos chicuelos, que aún no tienen la edad!... ¿Qué haremos cuando se vayan Estola y Pistola? Muchas noches, á la hora de comer, sufría quebrantos la disciplina de la comunidad. El primero que faltó fué Spadoni.

No hay criaturas con menos originalidad que los hombres cuando desean algo... Estaban en una avenida del paseo. A través de las palmeras y las magnolias se veía por un lado el golfo luminoso y por el otro los ricos edificios de la ribera de Chiaia. Unos chicuelos desarrapados corretearon en torno de la pareja, persiguiéndose.

Los chicuelos trabajaban en los tendidos de sol, los del público sucio y pobre, que deja como rastro de su paso un estercolero de cortezas de naranja, papeles y puntas de cigarro. ¡Ojo con el tabaco! ordenaba a su tropa . El que se me quede una colilla de puro no ve el domingo la corrida.

Algo como la tos prolongada de un gigante resfriado, algo como debe ser el quejido de una foca a la que arrebatan sus chicuelos, llegó a nuestros oídos, y todos los muchachos del servicio de a bordo gritaron en coro: «¡El MontoyaEs necesario saber que, siendo el Montoya de la misma compañía y teniendo nosotros la bandera a media asta en popa, lo que era pedirle se detuviera, éranos lícito regocijarnos en la esperanza del transbordo.

Los chicuelos les seguían, a distancia prudente, canturreando: Hoy a la Xuantipa le duele la tripa. Monxú Codorniú, lo pagarás . La Xuantipa les arrojaba guijarros. Desparramábanse los pilletes, pero volvían a poco con la cantata. Belarmino caminaba con talante digno y admirable. Así llegaron a la zapatería. En la zapatería aguardaba a Belarmino un caballerete.

Gozaba de libertad para seguir llevando esta vida. A los parroquianos les servían dos mancebos, tan locos como su maestro: dos chicuelos a los que Cupido pagaba con lecciones de guitarra y una comida mejor o peor, según los ingresos repartidos entre los tres fraternalmente.

El roder y su acólito tomaron asiento en la tartana de su pueblo, entre tres vecinas que saludaron con afecto al siñor Quico y unos cuantos chicuelos que pasaban las manos por el cargado retaco como si fuese una santa imagen. La tartana avanzaba dando tumbos por entre los huertos de naranjos, cargados de flor de azahar.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando