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Actualizado: 4 de junio de 2025


Eran de aquellas familias que admiraba su padre sin saber por qué; procedían de lo que llamaban al otro lado del mar «la madre patria», todas excelentísimas y altísimas para la buena doña Chicha, y emparentadas con reyes. No sabía si darles la mano ó doblar una rodilla, como había oído vagamente que es de uso en las cortes.

Si no fuera la influencia terrible de la chicha, que ya he mencionado, el pueblo colombiano hablo de la masa proletaria y errante, con su maravillosa predisposición artística, se elevaría rápidamente en la escala de la civilización.

La alpargata. El gallo de mi vecino. La noche de consuelo. La mañana. La naturaleza. La temperatura. El guarapo. El valle de Guaduas. El café. Los indios portadores. El eterno piano. El porquero. Las indias viajeras. La chicha. Pasaron las primeras horas de la mañana y las segundas y las terceras, sin que las mulas apareciesen.

Lo restante del día gastan en paseos, visitas y cumplimientos y en brindis y meriendas, en señal de amor y amistad; anda alrededor un jarro ó vaso de chicha, de que todos toman un sorbo, y también se ejercitan en muchos juegos deleitables y caballeros. Uno, entre otros, es semejante al de la pelota de Europa.

El calor de la chicha, que tenia alterado á Pagador, le hizo facilitar el asesinato que despues egecutaron, tratándolo con D. Nicolas de Herrera, sugeto muchas veces procesado por ladrón público y salteador de caminos.

Siguiendo al perro 4 de los nuestros, hallaron dos indios muertos á balazos, segun las heridas de las cabezas, y con visos hacía poco los habian muerto: de que inferimos que habrian estado allí algunos indios á la recogida de la fruta, de que hacen chicha, y que por alguna altercacion los habrian muerto.

En esta laguna se suelen juntar hasta seiscientos, y ochocientos indios Pampas, de diferentes naciones, y solamente en el tiempo de cosecha de la algarroba, para hacer sus paces unos con otros, poniendo sus ranchos al rededor de la laguna, para entrar con tiempo al monte, que dista de allí como cosa de cuatro leguas poco mas; en cuyo monte hay mucha cantidad de algarroba, de donde se proveen para su mantenimiento, y para hacer la chicha para todo el año, que es la bebida usual que ellos estilan.

Por eso nuestros Misioneros pusieron todo esfuerzo desde los principios en exterminar y arrancar este vicio, y juntamente aquellos festines y banquetes; usaron de muchos medios, ya suaves, ya severos, de romper los cántaros, reprenderlos, derramarles la chicha y deshacer sus brutales juntas, cosa que les provocaba á cólera y á venganza á aquellos bárbaros, que se enfurecían y exasperaban tanto, que muchas veces echaron furiosamente mano á las macanas y á las flechas para matarlos.

Su oficio es abrir cada año estas tristes moradas, cubrir y limpiar estos esqueletos, echando entonces en ellas algunas vasijas de chicha que hacen, y de que beben á la buena salud de los difuntos. Estas sepulturas no son siempre muy distantes de sus ordinarias habitaciones: colocan alrededor de ellas los esqueletos de sus caballos muertos, en pié, apuntalados ó sostenidos con palos.

Esta mudez se prolongó de un modo alarmante, á pesar de que la estancia ya no recibía visitas. Madariaga parecía abstraído; y todos los de la familia, incluso Desnoyers, respetaban y temían su silencio. Comía enfurruñado, con la cabeza baja. De pronto levantaba los ojos para mirar á Chicha, luego á Desnoyers, y fijarlos últimamente en su esposa, como si fuese á pedirle cuentas.

Palabra del Dia

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