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Actualizado: 5 de junio de 2025


Perla se asemejaba al arroyuelo, en cuanto á que la corriente de su vida había brotado de una fuente también misteriosa, y se había deslizado entre escenas harto sombrías. Pero, todo lo contrario del arroyuelo, la niña bailaba, y se divertía y charlaba á medida que su existencia transcurría. ¿Qué dice este arroyuelo tan triste, madre? preguntó la niña.

Juanita cosía o bordaba; pero como esto se hace con las manos, su lengua quedaba expedita y charlaba más que una cotorra. Yo añadía Juana la Larga no coso ni bordo de noche, porque tengo la vista perdida, y así estoy mano sobre mano o paso las cuentas de rosario y rezo. Si alguna vez está usted de mal humor, podemos echar juntos cuatro o cinco manos de tute, que yo que a usted le agrada.

Tristán, después de la reconciliación con su novia, había llegado hasta ponerse de buen humor; charlaba y narraba anécdotas y aun se autorizaba algunos donaires, aunque esto último siempre por cuenta de su amigo Núñez, el hombre más gracioso de España, ya se sabe. No charles tanto, Tristán le decía Reynoso , no estás acostumbrado a ello y te va a hacer daño. Verdad.

Pesaban tanto en su espíritu estas consideraciones, que, notando que su afición oculta iba creciendo, procuraba, o más bien se proponía huir de la vista de Juanita, no pasar por su calle para no verla en el portal o asomada a la ventana; y no ir a la tertulia de los poyetes, bajo los álamos, para no tener que admirarla cuando charlaba con las demás zagalones o con los mozos en la fuente del ejido, o cuando subía o bajaba gallardamente, con el cántaro apoyado en la cadera, por la cuestecilla que se extiende desde la fuente hasta el lugar.

Algunos hablaban de política, paseándose por los corredores; la juventud de ambos sexos, sentada junto a las flores, charlaba y reía, como si la tierra sólo produjese flores, y el aire sólo resonase con alegres risas. La condesa, medio recostada en un sofá, se quejaba de una fuerte jaqueca, que, sin embargo, no le impedía estar alegre y risueña. Era pequeña, delgada y blanca como el alabastro.

Cualquiera que nos viese juntos a los tres, habría creído que éramos dos hermanos, y que la anciana era nuestra madre. El desayuno duraba frecuentemente una hora. Tía Pepa charlaba a su sabor. Yo y Angelina no sentíamos correr el tiempo.

Jacintito tenía convertido el escritorio en club familiar, y allí se charlaba y fumaba, como se jugaba al box y al palo, y en momentos de amistosa expansión volaban los libros, cual si tuvieran alas; todo lo cual contribuía a darle el aspecto de sala de escuela, manchado de tinta el suelo y garabateadas las paredes por los muchachos revoltosos.

Charlaba como una lora, siempre buscando la compañía de los hombres; brincaba todas las tardes como una bailarína de ópera, haciéndose invitar por los mas jóvenes y gallardos á bailar polkas, varsovianas y cuadrillas; y tenia tal furor por el juego que se resentía con todos los que no le aceptábamos sus convites.

Palabra del Dia

lanterna

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