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Actualizado: 1 de julio de 2025


No, señor: lo iba á averiguar; pero como mi Pascual es tan celoso, tuve miedo. ¡Ah, qué hombre! Cuando se enfaa ... Lázaro estuvo un momento silencioso contemplando la bárbara efigie de aquella mujer, oráculo de su desventura. Después se hizo repetir las señas de la nueva casa, y salió. Ya la determinación de ir allí era inquebrantable, y antes hubiera muerto que dejar de hacerlo.

A fines de 1761 se hizo Amat cargo del gobierno. «Traía dice un historiador la reputación de activo, organizador, inteligente, recto hasta el rigorismo y muy celoso de los intereses públicos, sin olvidar la propia conveniencia». Su valor personal lo había puesto a prueba en una sublevación de presos en Santiago.

¿Celoso?... ¡Para estar celoso habría debido amarla! ¿Y si la hubiera amado fielmente, a ella sola, me habría ella amado a ? Ferpierre se quedó estupefacto ante la manifestación de semejante idea. O conservaba un mal recuerdo de las verdades brutales e ingratas de que Vérod había sido apóstol desde joven, o el pesimista, el escéptico se había convertido.

Esto sería ridículo por varios motivos; porque haría sospechar que era un celoso desconfiado, lo cual redundaría en menosprecio tuyo, o porque haría presumir que era un hombre incapaz, baldío, que no tenía negocios en qué emplearse; pero, en fin, aun cuando tu marido fuera a menudo a mi casa, doy por cierto que, lejos de pesarle, se alegraría. Allí van no pocos sujetos de su posición.

Entonces, si la Condesa abrigaba esa simpatía, y en el caso de que el Príncipe, como usted, la hubiera notado, ¿no cree usted que cuando comenzó a tratarla mejor fue por miedo de perderla, celoso de Vérod? La mujer abrió los brazos y meneó la cabeza. No podría decirlo, señor. De la rusa, de esa estudiante, ¿qué piensa usted?... ¿Qué venía a hacer aquí?

En suma, don Braulio, melancólico por temperamento, poco favorecido de la fortuna, y enamorado y celoso sin saber de quién, deliraba acaso forjando teorías; pero no dejaba que dichas teorías trascendiesen a la práctica, y parecía, a la vista del más lince, como un empleado modesto, que sabía todo cuanto importaba saber y hacía cuanto importaba hacer para ganar el sueldo en conciencia y no estafar al Tesoro público o tomar las oficinas por hospicios destinados a gente de levita o a mendigos de privilegio.

De allí a poco le tocó uno, y entonces desplegó toda su energía. Había él notado que, por aquel tiempo de amenazas revolucionarias, no parecía a los devotos buen sacerdote el que no se aventuraba algo en el terreno de las alusiones políticas; y como todo era menos tímido, se lanzó a pisarlo, decidido a no resultar menos celoso defensor de la Religión.

La escalera movible que se enganchaba en el umbral ya no existe, y el celoso arqueólogo que quisiera leer ó más bien adivinar las pocas palabras orgullosas esculpidas en la piedra, tiene que coger una escalera de mano. Para introducirse en la torre, adoptaron los aldeanos medio más violento: han perforado el muro al nivel del suelo.

También esta vez tengo que excusarme por mi lentitud en escribirte; pero tenía una repugnancia inconcebible a la pluma, al papel, a mis ideas, a mis sentimientos, a todo, hasta a Luciana... , Luciana, mi Luciana me resultaba una carga, un dolor, un despecho constante. Estaba celoso, y la he ofendido gravemente, como un estúpido.

Tenía fama de tan diestro, que se le creía capaz de matar de un pistoletazo un mosquito que pasase volando a cincuenta varas de distancia, y de atravesar de una estocada al propio diablo que se pusiese a reñir con él. Añádase a esto que el Conde era celoso como un turco, y no porque amase mucho a la Condesa, sino por otros motivos.

Palabra del Dia

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