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Actualizado: 27 de junio de 2025
Guimarán con los brazos cruzados también, entre la alcoba y la sala, admiraba lo que él llamaba la muerte del justo. Carraspique había corrido a Palacio.
Como artículo de lujo se permite a las niñas que se rían a su gusto con los chistes del Arcediano, el diplomático señor Mourelo, alias Glocester. Suelta el buen mozo torcido una gracia babosa, las niñas la ríen, al papá se le cae la baba también ¡mísero Carraspique! y tutti contenti.
El Magistral dio dos vueltas por el despacho y en una de ellas cogió disimuladamente la carta de la Regenta y la guardó en un bolsillo interior, debajo de la sotana. Adiós, madre; voy a dar los días al señor de Carraspique. ¿Tan temprano? Sí, porque después se llena aquello de visitas y tengo que hablarle a solas. ¿No la lees? ¿Qué he de leer? Esa carta. Luego, en la calle; no será urgente.
El palacio de Carraspique, comprado por poco dinero en la quiebra de un noble liberal, que murió del disgusto, estaba enfrente del caserón de los Ozores, en la Plaza Nueva, podrida de vieja. El Magistral se dejó introducir en el estrado por una criada sesentona, que ladraba a los pobres como los perros malos. A los curas les lamería los pies de buen grado.
Ha fallecido en su celda del convento de las Salesas la señorita doña Rosa Carraspique y Somoza, hija del conocido capitalista ultramontano don Francisco de Asís, monja profesa con el nombre de sor Teresa. Mucho tendríamos que decir si quisiéramos hacernos eco de todos los comentarios a que ha dado lugar esta desgracia inopinada.
¿Cómo bromas? gritó el médico . A fe de Somoza, que sin don Víctor ataca a mi primo Carraspique en broma, yo empuño la espada, le ataco en serio y las cañas se vuelven lanzas. Señores, aquella niña se pudre.... Se acabó la discusión, sin causa, o por causa de los vapores del vino, mejor dicho.
Carraspique, único testigo de la escena, temblaba y admiraba con terror el poder del Magistral y su energía. «Era verdad, tenía a S. I. en un puño». Después continuó don Fermín: Además, sería inútil ir allá. El señor Carraspique lo ha dicho.... Barinaga ya ha perdido el conocimiento, ¿verdad? Ya es tarde, ya no hay que hacer allí. Está ya como si hubiese muerto.
Palabra del Dia
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