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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Y por la carretera, recta y solitaria, entre las ringlas de olmos desnudos, me encuentro al galgo negro y enjuto, que camina ligero, resignado, con cierto aire de jovialidad melancólica, hacia el poblado triste.
El Paraguay arriba poco trecho Habia Juan de Oyolas navegado; Saltó en tierra, y camina bien derecho La vuelta del Perú, y bien cargado De plata, y
Estuvimos dos dias en él, tomando bastimentos, y reconociendo las canoas, porque habiamos de subir por el rio Paraná, 100 leguas; y despuesto todo, fuimos á Gingie, pueblo en que estuvimos cuatro dias, y que antes obedecia á los Cários, y era hasta donde se estendia el imperio del rey. El autor camina por tierra, dejando el rio Paraná, y lo que le sucedió en Tupí.
Llegábamos á la meseta de la escalera: el señor Laubepin, cuyo cuerpo se encorva un poco cuando camina, se enderezó bruscamente. En lo que concierne á los acreedores, señor Marqués me dijo lo obedeceré con respeto. Por lo que á mí concierne, he sido el amigo de su señora madre, y suplico humilde y encarecidamente á su hijo, que me trate como á un amigo.
«Pero él en su espada, con nervio pujante La patria y sus glorias sostuvo constante, Y nunca cobarde su espalda dobló: Miró su bandera de polvo cubierta, Miró de la lucha la arena desierta, Y entonces su frente soberbia rindió. «Su grande destino la muerte ha cortado! La causa camina, pero ¡ay! está helado El soplo de fuego que vida le dió!
Este viejo es el más viejo de todos; cuando camina agachado sobre su palo lleva la mano izquierda puesta sobre la espalda. Mira hacia Poniente y dice: El año 60 hizo un viento grande que derribó una palmera. Yo la vi contesta otro ; cayó sobre la pared del huerto y abrió un boquete. Era una palmera muy alta. Sí, era una palmera muy alta. Se hace otra larga pausa.
No le gusta dar qué decir ni aun en las más pequeñas cosas, y por eso ved con qué esmero ha envuelto su libro de oraciones en su pañuelo floreado. Ese joven de buena planta que viste un traje nuevo de fustán, que camina detrás de ella, no está bien al cabo de esta cuestión de los cabellos cuando Eppie se la propone.
A sí propio se odia y aborrece, Que en verse sin su luz y clara estrella, A la muerte de veras él se ofrece, Que mas quiere morir que estar sin ella. La noche no durmió y no amanece, En su busca camina por aquella, La dama un poco duerme, porque suele En ellas aflojar cuando mas duele.
Al Paraguay camina aquesta gente En tres barcas, dejando allì el navìo. Una barca, vencida del corriente, Que lleva muy veloz el ancho rio, Perdido el gobernalle, de repente Se vuelca, no bastando poderío Humano
Movimiento diurno en el ecuador, en los polos=. Mientras más se camina hacia el sur, más se eleva el polo de ese nombre, y si fuera posible penetrar mucho en los hielos polares, se llegaría á un punto en que el polo sur se hallaría en el mismo cenit. En ese punto, el movimiento diurno de las estrellas se efectúa siguiendo círculos paralelos al horizonte y ninguna de ellas sale ni se pone nunca.
Palabra del Dia
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